viernes, 27 de noviembre de 2009

MI AMIGO, Y AHORA PAISANO, LUIS BALBUENA


Luis Balbuena es mi amigo. Me enorgullezco de ello. Luis es de esos amigos que una hace después de adulta, cuando ya se hacen poco amigos. Pero conocer a Luis y no desear fervientemente ser su amigo, es imposible.

A Luis se le otorgó la distinción de Hijo Adoptivo de Tenerife, y se le entregó la semana pasada. Nacido en Fontanales, del municipio de Moya, en Gran Canaria, y ejerciendo como ejerce de canarión, Luis ha prestigiado como nadie su tierra adoptiva, Tenerife. Por ello, ahora es un paisano de lujo.

Luis es una institución dentro de la sociedad, la cultura y, sobre todo, dentro del mundo educativo canario, nacional e internacional, ámbitos desde donde le ha dado un gran prestigio a nuestra isla. Su vida profesional como maestro y profesor ha transcurrido mayoritariamente, durante décadas, como profesor en nuestra isla, primero de la Universidad de La Laguna, y luego como Catedrático de Bachillerato, en el IES Antonio González de Tejina y en el IES Viera y Clavijo de La Laguna, ciudad donde fijó su residencia hace más de cuatro décadas, donde ha criado a sus tres hijos y de donde fue concejal en el período 1991-1995.

La impronta de Luis, como un sello característico, ha quedado y ha impregnado a todos los que han tenido la gran ventaja de conocerle y poder trabajar a su lado, haciendo honor a su papel de miembro prestigioso de la sociedad tinerfeña. Luis ha sabido canalizar, como nadie, la función del buen profesor: en el trabajo educativo con el alumnado y en el trabajo cooperativo con sus colegas. El trabajo con el alumnado ha estado, en todo momento, impregnado de su bonhomía. A su lado, muchos alumnos y muchas alumnas han encontrado la motivación y el estímulo suficientes para, desde el respeto a la figura del profesor, del profesor Balbuena como los propios alumnos le llaman, “engancharlos” de tal forma que, voluntariamente, el placer del descubrimiento ha superado cualquier otra motivación, de forma que el tiempo extraescolar se ha superpuesto en sus alumnos en muchas ocasiones a lo meramente obligatorio. Si esto es meritorio, más lo es si consideramos que este logro lo ha conseguido Luis incluso con alumnos de especiales dificultades de escolarización.

En su función facilitadora del trabajo cooperativo entre sus colegas, como maestro de maestros, el trabajo a su lado es siempre fácil. Luis sabe sacar como nadie lo mejor de cada uno. Luis es, sin querer destacar, el alma mater de cualquier reunión, repartiendo juego entre todos y logrando involucrar a todos en proyectos estimulantes, creativos y productivos. Su modestia natural le hace asignar a los demás los méritos que, como impulsor y generador de las ideas y las sinergias, le corresponderían mayoritariamente a él.
Esta magistral combinación de magisterio a discentes y a otros docentes, ha dado como resultado su trabajo continuado a favor del asociacionismo educativo, a través de la Sociedad Canaria “Isaac Newton” de profesores de Matemáticas, de la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas y de la Iberoamericana, sociedades fundadas por él.

No obstante, siendo primordial este papel de dedicación a la docencia y a la investigación en educación matemática, es fundamental para entender la relevancia de su papel en el mundo de la educación, el insustituible papel que el profesor Balbuena ha tenido dentro del ámbito de la gestión educativa en la comunidad canaria.

Primer Consejero de Educación del Gobierno de Canarias, tuvo el mérito de asumir y delimitar las transferencias en materia educativa de la Comunidad Canaria de forma ejemplar, siendo muchos sus méritos en este ámbito. El consejero Balbuena sigue siendo, para muchos de los docentes canarios, de los mejores, si no el mejor, de los rectores que han pasado por este departamento. De entre los numerosos logros de esta etapa, destacaríamos dos que dicen mucho y bien de su peculiar forma de hacer y de entender el servicio a los demás. De un lado, abordó una vieja deuda con la sociedad canaria. Deficitaria en puestos escolares, los niños y las niñas de nuestra comunidad contaban con puestos escolares inadecuados o compartidos (muchos centros ocupaban sus aulas en doble y hasta en triple turno). Luis Balbuena cambió esta situación, y hubo un antes y un después de su gestión al frente de la Consejería, a partir de la cual cada escolar canario contó con un puesto escolar propio, exclusivo y digno. particularmente, en nuestor municipio, fue durante su mandato cuando se contruyó, dotó e inauguró nuestro colegio de la zona alta, el Francisco Afonso Carrillo. Esta política de construcción y dotación de centros escolares sólo fue posible con una contención del gasto y una austeridad intachable, en la que el consejero y los miembros de su gabinete llegaron a aprovechar sus desplazamientos para ahorrar gastos de envío y el propio Luis, consejero, destinaba su presupuesto protocolario para resolver los problemas de los más humildes y vulnerables escolares que se encontraba en sus visitas por las escuelas de la comunidad. Y es ésta, la austeridad en el gasto público, el segundo gran legado que Luis dejó en su paso por la Consejería.
Pero decir esto es decir muy poco de don Luis Balbuena, del que los que lo conocemos solemos decir que nos honra y nos engrandece con su amistad. Durante el breve tiempo en que se dedicó a la política local como concejal de La Laguna fue ejemplar su trabajo vecinal y de recuperación y puesta en valor de las tradiciones, ganándose el respeto y la consideración de todos, afines o no ideológicamente a las siglas que representaba. Dentro del mismo ámbito cultural, no podemos olvidar que Luis fue el impulsor del magnífico coro de docentes “Carpe Diem” y miembro significado del mismo. El coro “Carpe Diem” condensa en su nombre aquello que tanto admiramos de Luis los que hemos trabajado a su lado: su sentido utilitario del tiempo, que hace que aproveche hasta el máximo cualquier momento, en una especie de aplicación y proyección propia y personalísima de la teoría de la relatividad.

Pero esta semblanza estaría incompleta si no habláramos del Luis cercano, del Luis ejemplo de ciudadanía. Luis Balbuena es un señor y un hombre bueno, en el sentido machadiano de la palabra. Amigo de sus amigos, no olvida nunca para ellos la palabra amable y justa en el momento oportuno, confortando en los trances duros y compartiendo también las alegrías. Extremadamente familiar (siempre ayudó a sus tres hijos en sus estudios, como un padre solícito), Luis ejerce de ser humano tanto, que es capaz de compartir las flores de la pequeña finquita que cuida personalmente o los huevos de las gallinas que allí tiene con las personas que precisan de esa dádiva, conservando esa preciosa y casi perdida tradición de compartir y animar a las personas mayores o enfermas, a las que visita para confortarlas con su presencia. Una de ellas es mi madre,q ue durante todo el tiempo en que ha estado afectada de su enfermedad, ha contado con la periódica visita de Luis a confortarla y hacerle el regalo, a la vez, de las flores que él mismo cultiva y de su presencia. Mi madre fue una de las invitadas personales de luis al acto del viernes pasado.

En un ámbito humano más amplio que el del círculo próximo, Luis es un benefactor. Fundador de FUNCASOR, la Fundación Canaria de Sordos, colaborador de la Asociación de Trisómicos, fundador de una iniciativa de ayuda a escolares iberoamericanos que comenzó llamándose “Ayúdale a cruzar el río” y ahora ha desembocado en la fundación Carlos Beatriz y Salvador, de la que es miembro del consejo rector, Luis es un ejemplo de persona sensible con los más vulnerables, no hurtando su ayuda jamás a aquellos que le necesitan.
Todo lo que se ha expuesto a grandes rasgos es sólo una parte de la personalidad de Luis Balbuena Castellano, que no sólo lo caracteriza como un hombre que ha cumplido las más elevadas cotas de servicios en el ámbito de la educación y de la investigación educativa, sino que es un ejemplo de ser humano con una enorme capacidad intelectual, sino como ejemplo de persona sensible, solidaria, benefactora y con una vocación extraordinaria de servicio.
No es de extrañar, pues, que ser reconocido como hijo adoptivo de Tenerife, no sólo es de justicia, sino que, con ese reconocimiento y honor, nos honra como paisano a todos los tinerfeños y todas las tinerfeñas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

VES DÑA FIDELA CUANDO USTED HABLA EN POSITIVO ME GUSTA ,COMO LO HACE DE ESTE SEÑOR ,NO TENGO EL GUSTO DE CONOCERLO PERO GRACIAS A USTED YA SE UN POCO DE EL ....SIGA ASI PERO EN POSITIVO QUE ES COMO SE GANAN LAS BATALLAS Y NO HABLANDO DEL PROJIMO MAL ATENTAMENTE,,,..........................................................................................