miércoles, 26 de noviembre de 2008

LA CULTURA Y EL PATRIMONIO DE LA ISLA, DE LUTO



La vida tiene extrañas coincidencias. Entre aquel grupo de entusiastas profesoras de la Aneja de los años 80, que educaron a María, la nieta de José Luis Sánchez Parodi, estaba Marisa Alemán. Marisa es miembro de la gran familia lagunera de los Alemanes, todos ellos muy conocidos en sus respectivos ámbitos, donde han dado fecundas muestras de buen hacer como personas de progreso y de bien, y con una honda preocupación por la cultura y los asuntos que conciernen a la sociedad. Marisa, Rosa, Ángel, Gilberto.... y Adrián. Adrián Alemán ha sido uno de los más claros exponentes de la defensa del patrimonio canario, y particularmente lagunero.
Adrián Alemán de Armas nace en La Laguna, en 1935, y su primera formación es la de aparejador. Posteriormente, dando muestras de sus profundas inquietudes intelectuales, se licencia en Geografía e Historia y en Ciencias de la Información en 1975, doctorándose en 1988 en Historia del Arte. Fue profesor (universitario y de Bachillerato), catedrático de Historia de la Construcción y profesor titular de la Facultad de Ciencias de la Información, facultad de la que fue director de departamento, vicedecano y decano. Ha fallecido, dada su dilatada vinculación a la Universidad de La Laguna, siendo profesor emérito de la misma.
Pero su labor más encomiable es la relacionada con el patrimonio histórico. Autor de varios libros relacionados con el urbanismo y la arquitectura de La Laguna y Tenerife, incluída una de las "biblias" de la arquitectura tradicional canaria, e incluso realizó un análisis de La Habana producto de sus viajes de estudios a la Universidad de la isla caribeña.
Este conocimiento sobre la arquitectura tradicional canaria hizo que, en el año 1988, en mi tercer año de dirección del IES de San Juan de la Rambla, y abusando de la amistad, le pidiera, y obtuviera sin ninguna objeción, (sobre todo porque valoró en gran medida el carácter institucional y académico que le pretendíamos dar a los comienzos de curso en el centro), que fuera quien dictara con ese título la lección inaugural del curso 1988-99 del Instituto recién nacido. Era la tercera lección inaugural, y era una formación académica compartida para toda la comunidad escolar, que lamentablemente se ha perdido en los últimos tiempos, cambiándola por una ceremonia fuertemente politizada. Pero ese es otro tema a tratar en otro comentario.
Aquella lección magistral de Adrián versó sobre las casas de nuestros campos, las casas agrícolas y utilitarias, bellísimas, integradas en nuestro paisaje, que le dieron carácter y sobriedad también a sus habitantes. la arquitectura configura el carácter, y en ese convencimiento también estaba Adrián.
Posteriormente, hace pocos meses, compartí tertulia en Canal 8 con él, para hablar de cultura y patrimonio. Más que aportar, aprendí en aquella ocasión, como cada vez que coincidía con él. Todos los títulos que mencioné anteriormente se pueden sintetizar en una palabra: Maestro.
Su corazón no resistió. A veces una piensa que personas que amen tanto una faceta vital, en este caso una tan importante como el patrimonio, deben morir un poco día a día viendo los desaguisados que se cometen. Adrián no es una excepción. Debo decir que cada vez que he denunciado un atentado patrimonial en el municipio, me he acordado de Adrián. Robo de elementos patrimoniales, desaguisados en la restauración de la Casa de los Pérez, hundimiento de la cubierta de la Casa Grande de Las rosas.... todo aquello por lo que tanto luchó Adrián.
Cuando alguien se va, nos deja un encargo. Adrián me deja, nos deja, el encargo de la lucha por la conservación del patrimonio. Encargo que pienso cumplir rigurosamente.
No pude ir a su entierro, porque estaba impartiendo un curso fuera de la isla. Pero desde aquí envío un abrazo solidario a sus familiares, muchos de ellos mis amigos.
Descanse en paz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me uno a la tristeza y al dolor de sentir la pérdida de D. Adrián Alemán.Un caballero dónde los hubiera. Un hombre que gozaba de sus paseos en su Laguna del alma.Un hombre que vivía en su tiempo sin olvidar el pasado. Un hombre que hacía gratas e instructivas las tertulias. Un hombre procupado por el rescate y rehabilitación de cualquier edificio.Un hombre batallador y trabajador desde siempre. Un hombre que podías encontrar en los alrededores y que siempre tenía un momento de parsimonia para pararse a hablar con sus vecinos.En definitiva, un gran hombre. Hasta siempre D. Adrián.