UN SECRETARIO MUY PARTICULAR

El Secretario de nuestro Ayuntamiento es un Secretario muy particular. Funcionario de carrera, cobra un nivel equivalente a un catedrático de Universidad, un par de puntos por debajo del máximo salario que tiene un funcionario. Cosa insólita en una corporación tan pequeña, y al decir del alcalde "tan pobre", y cuyo nivel de pago a funcionarios y empleados en general es de los más bajos de toda Canarias. Cobró durante mucho tiempo (no sabemos si aún lo cobra, como complemento a su sueldo) otro montón de dinero por actuar como interventor municipal, hasta que los socialistas exigimos que se separaran ambas competencias, porque el tipo de ayuntamiento así lo exigía (por cierto, aún sigue ocupando al tesorería, de menra irregular, Marcos, cuando el tipo de ayuntamiento exige también que el tesorero sea un funcionario y no un político, "yo me lo guiso y yo me lo como"). Pues bien, el Secretario desaparece convenientemente del ayuntamiento en los momentos cruciales, donde se exige su informe de posible ilegalidad del acto que se desarrolla en el Pleno. Desaparece cuando se tocan temas de perritas: los presupuestos, por ejemplo. Y no parece que sea una casualidad, sobre todo cuando se producen actuaciones que rayan en la presunta prevaricación, como por ejemplo, la aprobación de los últimos presupuestos, impugnados por los representantes de los trabajadores. Y no ha vuelto. Mal por quien le permite esas ausencias en momentos cruciales, pero peor por quien sigue permitiendo que, muchos días después de haberse tenido que incorporar a su puesto de trabajo, siga "perdido". La explicación que me dieron a mi pregunta sobre su ausencia ayer en la comisión (diez días después de que hubiera tenido que reincorporarse) fue que tuvo problemas de vuelo por lo del volcán de Islandia. Y ese problema se solucionó, como todos sabemos, desde la semana pasada. Enfermo no está, porque si lo estuviera, la explicación sería la de su enfermedad (en otras ocasiones ha empatado las vacaciones con asuntos propios por circunstancias familiares, como en navidades, y se sabía).

Así que tenemos un secretario muy particular. Tan particular que jamás ha respondido a los requerimientos de los miembros socialistas de la corporación, a cuyo servicio también está. Sólo atiende a las peticiones, como no, del alcalde, ese que le permite y le firma los decretos por los que se ausenta en los momentos más delicados. Y tan particular que parece desaparecer en los momentos más convenientes para no hacer informes que podrían arrojar luz ante las irregulares actuaciones del grupo de gobierno. Lo dicho, muy particular.