LAS ALFOMBRAS DEL CORPUS

La festividad del Corpus Christi se celebró las tardes del sábado (San José ) y domingo (San Juan) en nuestro municipio, con actos que giran en torno a sendas procesiones que recorrieron varias calles de ambos núcleos poblacionales y en la que es característica la elaboración de alfombras de colores para que pase sobre ellas el Santísimo, la Hostia consagrada, transformada en el Cuerpo de Cristo, conforme a la tradición cristiana.
La elaboración de alfombras, así como la presencia de niños que han celebrado la Primera Comunión en el año, son dos de los aspectos que propician una participación diferente en los recorridos procesionales.
En ambos lugares se colocan alfombras, de composición y materiales diferentes. Los encargados de su montaje son diferentes organizaciones que pueden llegar a reunir a más de 30 personas, como es el caso de las que promueven las cofradías, donde conviven las manos artesanas de adultos y niños, con un resultado entrañable y variopinto. Lugar común en casi todos los municipios, las alfombras de San Juan tienen el mérito de ser una empresa colectiva, una más entre tantas empresas de muchos en que concurren el quehacer y los modelos colaborativos de la población. En San José es diferente. No existe una tradición tan arraigada, y los colectivos no terminan de arrancar. No obstante, el voluntarismo de manos solidarias hizo que en San José hubiera una representación alfombrística importante, que acompañó al Santísimo en su recorrido. Iniciativa ciudadana que apenas cuenta con la contribución municipal, que si existiera, haría de nuestro municipio un lugar único en esta celebración. El sábado, todas las personas que hacía alfombras en La Laguna, por ejemplo, recibieron de la corporación todo el material, abundante y variado, que necesitaban para sus alfombras. Sólo tenían que decir las necesidades y pasar a retirarlo. En San Juan lo único que da el ayuntamiento es un poco de brezo, en algunas ocasiones sin tronchar, lo que parece un despropósito ante tanta y tan buena iniciativa particular. Y peor: en San José se deslució absolutamente el trabajo que se hizo en las plaza (qué pena de esfuerzo) porque el soporte, esto es, la misma plaza, estaba tan sucia que daba pena el trabajo primoroso realizado encima. Y no es la primera vez que denunciamos el estado de abandono y suciedad de la plaza. El agua y el jabón no cuestan tanto, pero el aspecto de la plaza da cuenta de cómo son nuestros gobernantes.
Felicidades a los grupos de jóvenes de las hermandades y de colectivos vecinales, que se reúnen antes para empezar a dibujar sus alfombras respectivas. Las jornadas del viernes, del sábado y del domingo prácticamente se han dedicaron a preparar el material y a confeccionar los bellos y primorosos tapices. Lo más importante no es tanto que acuda un número determinado de personas, o el resultado final, sino que se reúnan personas de diferentes edades para un trabajo colaborativo y que se creen indelebles lazos de afecto a través del trabajo y del esfuerzo compartido. El trabajo empieza a primeras horas de las mañanas del sábado (San José) o del domingo (San Juan) y se alarga hasta prácticamente las tres de la tarde, es decir, que cuando la mayoría de los asistentes a las procesiones las admiren, a los esforzados realizadores apenas les habrá dado tiempo de ducharse. Felicidades, pues a todos, y gracias por demostrarnos que nuestro municipio sigue vivo y conserva sus tradiciones.