VERGÜENZA, DESVERGÜENZA , CINISMO Y FALTA DE CABALLEROSIDAD

Esto ha colgado esta noche pasada El Digital de Canarias en su portada. Y me siento absolutamente avergonzada por el alcalde, y apenada porque su desvergüenza y falta de caballerosidad en este tema traspasa ya lo moralmente admitido por todos nosotros, por nuestra vecindad, por cualquier persona buena del municipio. Ahí es nada, infringir la ley, que es lo que nos avergüenza, por su condición de máximo responsable político, a todos. Pero más nos avergüenza, por las dosis de desvergüenza, cinismo y falta de caballerosidad, el achacarle ese incumplimiento a quien convive contigo. Para salvarse, don Manuel, como en otras ocasiones, apunta hacia otro lado. Y no a cualquier otro lado, no: apunta a su esposa. Con el agravante del desprecio, en la acción, a la larga convivencia con esa persona, a su vinculación familiar. E incluso, y, aunque parezca machista este comentario, nos horroriza la omisión al deber de protección que los hombres de nuestro entorno le han ofrecido de siempre a su familia, y especialmente a sus esposas. No salgo de mi asombro y de mi indignación. Por eso esta noche no he podido dormir. Por eso y porque no concibo tanta maldad. No por el hecho, sino por haberlo hecho recaer sobre alguien que no lo merece.
Estos son los titulares y el vínculo de "El Digital de Canarias"

El alcalde de San Juan de la Rambla y su esposa se enfrentan a una causa penal por construir ilegalmente un pequeño chalet en terrenos rústicos protegidos


Ambos ya han declarado como imputados en el juzgado número 4 de La Orotava



http://www.eldigitaldecanarias.net/noticia10944.php

Quiero añadir varias cosas. Vergüenza es, para los rambleros, tener un alcalde imputado. A la vergüenza de la sanción de hace poco de la Inspección de Trabajo, por engañar a la Seguridad Social, se le añade ésta, llevada a la chita callando. Mientras, para disimular, para preparar el terreno, ha procurado que sus adláteres enturbien el panorama político esparciendo rumores vergonzosos sobre los socialistas. Sobre todo esos jóvenes tan bien colocados en el municipio en el momento en que otros sufren el paro y la falta de trabajo. Jóvenes algunos a los que se les paga por agresiones a los socialistas, triste y vergonzoso pago. Tal vez cree el alcalde que su práctica habitual de esparcir basura a través de otros por barras de bares, blogs y medios de comunicación infectos va a seguir siendo recibida como buena por los vecinos. Pese a la que le está cayendo por mantenerse continuamente al margen de la ley, que sí que hace cumplir, y cómo, al resto de los vecinos. Y ha estado actuando las últimas semanas levantando cortinas de humo para esconder la vergonzosa circunstancia de que es él el que ha incumplido la ley, precisamente quien debe cumplirla más que cualquier otra persona del municipio, porque ha de garantizarla. A eso se comprometió cuando prometió jurar la Constitución. ya nos extrañaba a los socialistas las agresiones arbitrarias e injustificadas de estos tiempos últimos, así como el desconvocar Plenos, para no responder públicamente. Y era algo más que la sanción de la Inspección de Trabajo. Se cocinaba esto desde hace tiempo. Y a sabiendas, ha buscado desviar la atención de todos, incluídos nosotros.

Al requerimiento de dar cuentas a la justicia hay que añadir, y lo haremos, el de dar cuentas en Pleno de la inmensa responsabilidad política de incumplir aquello que prometió y no cumple para sí mismo, pero, sin embargo, por hechos menores es por lo que ha perseguido hasta el día de hoy a los vecinos, más sañudamente con aquellos que no le son afines. Y ahí está la desvergüenza. Desvergüenza por hacerlo, por hacer lo que juró no hacer y controlar y vigilar para que no se hiciera. Pero desvergüenza no sólo legal, sino política, por permitirse y autorizarse, en los órganos de gobierno, con el apoyo de sus amigos, algo por lo que a otros vecinos ha perseguido.
No obstante, la desvergüenza máxima y falta de caballerosidad, como ha dicho alguna emisora, es, a sabiendas de su ilegalidad, quitarse de arriba su responsabilidad legal, que no política, moral y social, vendiendo su propiedad a su esposa para luego dejarla en la estacada manifestando, en el juicio y ante los medios de comunicación, que su responsabilidad penal había prescrito y que la ilegalidad no prescrita había sido cometida por su esposa, con la que tiene separación de bienes. Todos los que conocemos el pueblo, todos los que conocemos a don Manuel, ese personaje al que le da lo mismo dejar a su esposa (¡a su esposa, la madre de sus hijas!) en la estacada con tal de salvarse él, sabemos que esto es una situación preparada por él para, de nuevo, salvar su pellejo y descargar su culpabilidad en ella. Esa forma de actuar es la que le ha permitido, le permite de nuevo, buscar la total impunidad, esa impunidad en la que él se ha situado por su condición de alcalde, en una persona que es inocente, tal vez no ante la ley, pero sí por su utilización torticera en todo este asunto. Hacerlo, cometer el delito, es mucho, hacerlo procurando que quede, como chivo espiatorio, su propia esposa, no tiene nombre.
Siento mucho que una persona buena, íntegra, cuya magnífica reputación ha venido salvando ante la gente las barrabasadas de su marido en la mayoría de las ocasiones (por ello él se hace acompañar de ella en las horas bajas), haya sido implicada en una actuación del alcalde en la que, pese a lo que digan los papeles, todos sabemos que probablemente ella no ha tenido ni arte ni parte ni capacidad de decisión.
Aunque los papeles digan lo contrario, todos sabemos y somos testigos de que, cuando este señor, que es alcalde pero también es el que cultiva la finquita, recoge a sus empleados los fines de semana para cultivar su finca o realizar obras en ella en las inmediaciones del ayuntamiento, es él el que lo hace. Y a los vecinos a los que recoge, la sabiduría popular les llama los hombres de Paco, no de Paca. Es decir, que digan lo que digan los papeles, el responsable, si no legal, sí político, y desde luego moral y social, es el alcalde. Aunque él cargue contra su esposa, argumente que su parte de culpa está prescrita, y que la última edificaciòn, cuya ilegalidad está vigente, la hizo su esposa, y apunte hacia ella en el juzgado y con los medios de comunicación que le preguntan por ello.
Y pese a su desvergüenza y a su falta de caballerosidad, de la que si quedaba alguna duda, ahora está más a las claras que nunca, pese a esa desvergüenza y falta de caballerosidad, digo, de echar balones fuera y tirarlos contra la cara de su esposa, esa responsabilidad política y moral se la vamos a exigir los socialistas. Más pronto que tarde. Por desvergonzado y falto de hombría. Más que por el delito, por eso.