domingo, 31 de mayo de 2009

RAMBLEROS QUE NOS HACEN SENTIR ORGULLOSOS

Ser ramblero es un honor. Se es ramblero en el pueblo o en la diáspora, siendo vecino del pueblo, habiendo nacido en el pueblo o descendiendo de rambleros. Rambleros hay, incluso, en sitios tan remotos como Montevideo o San Antonio de Texas, que varias generaciones después, siguen siendo rambleros. Es ramblero (esto lo aprendí de Benicio Alonso) incluso quien matrimonia con un ramblero o una ramblera. Benicio, lagunero, ejerce de ramblero cada vez que puede. Ser ramblero es una seña de identidad, lo que comunicamos sobre todo para conocimiento de los que pretenden hacerse dadores de pasaportes y que, ellos sí, desmerecen lo que otros, como los que vamos a nombrar, tanto dignifican.
Por eso, cuando nos encontramos con un ramblero nos identificamos, y cuando un ramblero nos hace sentir orgullosos nuestra alegría no tiene límite.
El viernes por la noche se celebró en mi instituto la entraga de orlas a los alumnos y a las alumnas de segundo de Bachillerato. Y un grupo de rambleros hizo que me sintiera profundamente orgullosa. Dos alumnas, Tamara y Virginia (La Vera y Las Aguas respectivamente) y un alumno, Antonio Félix (Los Canarios-La Portalina y Los Quevedos, de donde eran sus abuelos) acabaron con éxito el Bachillerato. Antonio Félix, además, ganándose a pulso una de las dos matrículas concedidas, con un pleno al diez (todas las asignaturas superadas con diez). Cristina (la Portalina), alumna de tercero, también dejó muy alto el pabellón, pues hizo funciones de azafata magistralmente. Pero, por encima de todo, un grupo de personas rambleras que dejan el pabellón del pueblo muy alto y que hacen gala de ser de aquí. Qué orgullo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

arribadellos q stos no llegan al 2011

Tere dijo...

Compañera, me salió la vena de maestra y me pongo malita, escribe más despacio y relee lo que escribes y así no pondrás ciendo por siendo ni Feliz por Felix, aunque esta última te la perdono por la proximidad de las teclas. Hasta pronto. Bss Tere Hdez.

Fidela Velázquez dijo...

Querida amiga: touchè!!!! ya lo corregí. Lo de ciendo no es un error, es un horror... si me coge don Vicente, nuestro profe de lengua me lo hace escribir mil veces y, además, con bolígrafo al rojo vivo.... jajajaja. Tenemos unas risascompartidas pendientes, compañera del alma, compañera... y además amiga, lo que es bien difícil ... y van, ¿cuántos años? Besos y besos

M* dijo...

Gracias compañera por dejarnos en un puesto tan alto. Ser ramblero es un honor para muchísimos. En cualquier rincón en el que se encuentren no han olvidado del lugar del que provienen y se llenan de orgullo cuando hablan de San Juan de la Rambla, pues para ellos es su hogar y se llenan la boca de palabras maravillosas y entre ellos afloran sentimientos de amor, ternura, dulzura y mucha felicidad y a más de uno le cae alguna que otra lágrima cuando hace mención a tal espléndido paraje.