El viernes hubo Pleno de presupuestos. Un Pleno donde, de nuevo, la ilegalidad está en el Orden del Dia, sin estarlo. Se aprueba definitivamente el presupuesto, ya no con las objeciones políticas del grupo socialista, que achaca a estos presupuestos su poco espíritu social y de solidaridad en momentos de crisis y la falta de tiempo tanto para analizarlos como para debatirlos (tres minutos para hablar del presupuesto, tiempo estipulado por el alcalde, es muy fuerte), sino que los aprueban tras dos objeciones, una del delegado de personal y otra de un sindicato, por una grave ilegalidad: no haber sido consultado su Capítulo I (de personal) con los trabajadores. Grave omisión y más grave la persistencia en el error. Les recordé en el Pleno, y se los recuerdo aquí, que tomar una decisión a sabiendas de su ilegalidad es prevaricación. Y así actuaron: tomando un decisión de la que saben de su manifiesta ilegalidad. Es increíble que lo hagan así incluso quienes han sido trabajadores por cuenta ajena. Como si no fuera con ellos. Vaya muestra de solidaridad y de sentimiento de trabajadores. Como su sueldo está a buen recaudo, les parece que no va con ellos. Hasta que ese sueldo que les pagamos entre todos deje de estarlo. Que espero que sea pronto. A ver si aprenden.
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