viernes, 23 de marzo de 2012

LA POLÍTICA DE ALTURA Y EL SÍNDROME DE ET

Vaya por Dios. El síndrome de ET ha causado pavorosos efectos colaterales que nunca hubiéramos deseado: desde este viernes ha afectado a dos de los antiguos gobernantes , uno que decidió no ir en la lista electoral de su formación, en sus propias palabras, porque “la vaca ya no daba más leche” y el otro que huyó del barco cuando se hundía, anticipando el doloroso episodio del capitán del barco de Costa Cruceros, y desoyendo las llamadas de a bordo que le gritaban, cuando alcanzaba la costa, que volviera, que era el capitán. Los ciudadanos han perdido la capacidad de asombro y asisten indiferentes a la enésima puesta en escena, usando las más viles artes políticas, de personas que, al decir de uno de los contertulios anunciados, no se resignan a dejar de usar el ayuntamiento como su finca particular, como hicieron durante 24 años. Este antiguo edil incluso condonaba el horario laboral a determinados trabajadores para que le fueran a trabajar su finca particular. Hasta ahí ha llegado la desvergüenza política de los que ahora pretenden, al parecer, decir la verdad. Verdad que debían haberle dicho a sus conciudadanos durante los 24 años que fueron construyendo pufo tras pufo en el ayuntamiento del que aprendieron a sacar tajada. Pero lo peor no es eso. Dueños de la experiencia de 24 años, que debían transmitir en forma de política de altura a las nuevas generaciones que se miran en ellos, debían haberlos formado como compañeros de viaje que, para variar, guardaran las formas de manera civilizada y que, aunque sus mayores hubieran salido huyendo de la quema, podrían estarse formando en política de altura para el municipio. Pero no. Víctimas del síndrome de ET, ya a la desesperada, le han llegado a ofrecer el oro y el moro a quien podría devolverles, en el más puro estilo ET, su casa y sus teléfonos.
Pero volvamos a los dos huidos. No pueden haberle hecho semejante jugarreta política a quienes fueron capaces de abandonar las más altas dignidades institucionales del municipio para dedicar sus desvelos a cuidar el patrimonio trabajosamente amasado durante más de 20 años. Porque los van a poner a los pies de los caballos.
La primera pregunta que se me ocurre es por qué no usaron para decir esa verdad el foro público por antonomasia: el pleno. Y más, por qué, en lugar de usar un medio ilegal e intoxicador, no han aceptado a medirse en debate con quienes pretenden machacar con las más mendaces, cobardes y vergonzosas formas políticas.
Pero supongo que, y hablo con sarcasmo, no pueden ni deben desperdiciarse tantos conocimientos, tanta sabiduría acumulada a lo largo de los años que estuvieron al frente de la máxima responsabilidad municipal, gestionando millones de euros para parir un ratón, esto es, para dejar un municipio por hacer, con obras sin terminar, mal acabadas y pendientes de hacer y sin presupuesto. Ahora, después de haber huido cobardemente, no pueden hacer absolutamente nada para volver (ni quieren), pero les resta una pequeña herencia que dejar a sus cachorrillos, que les han hecho llegar los profundos quejíos de una tropa escindida y falta de preparación y liderazgo.
Pero la culpa es de los que huyeron. Es su culpa directa, porque jugaron con fuego cuando dejaron un comportamiento institucional imposible, porque ahora sus cachorros no pueden protestar ante ninguna decisión que les afecte, porque, como mínimo, en su momento, desde el poder, multiplicaron aquello por lo que ahora se quejan. No pensaban que podrían ser receptores y no dadores. Jugaron a sembrar la inestabilidad en el pacto municipal actual, para tratar de atraerse a su sardina las ascuas de una hipotética ruptura entre populares y socialistas, lo que no ha hecho otra cosa que hacer que nos enroquemos y fortalezcamos, más que nada como autodefensa y defensa del otro. De paso, han reducido considerablemente su influencia en su propio electorado, cansado de tanta mentira e infundio y falta de rigor, electorado que una vez perdidas las elecciones, se ha dado cuenta de que fueron abandonados a su suerte por los mandamases y que, además, la vida puede ser más interesante sin enfrentamientos fratricidas de los que tan amigos son. No han encajado, no, con elegancia democrática el inesperado golpe de la pérdida del poder, y no se han recatado de usar sus tradicionales armas: la descalificación, el insulto, la calumnia, la mentira, el chantaje y la amenaza. Y nos amenazan con la verdad, en un patético remedo del titular de la principal vía del grupo de gobierno de dar cuenta semanal a los ciudadanos, cosa que no saben muy bien ni lo que es. porque la altura institucional exige rigor, preparación, programación, valentía. Y nada de eso tienen, ni han aprendido, ni quieren tener.
Muy bien, señores. Les falta asumir, para que se tranquilicen, lo que ahora añadimos nosotros con la misma clarividencia con la que creen que deslumbrarán a sus posibles oyentes: La experiencia apunta a que este mandato no acabará así para ustedes, que no sólo tienen el síndrome de ET por haber perdido, sin esperarlo, sino que andan ya desmembrados y sin rumbo ni altura política. No acabará así, repito. Sino peor.

No hay comentarios: