viernes, 8 de diciembre de 2017

LOLITA

LOLITA
Hace unos días la despedimos prematuramente. Siempre es prematura la pérdida de una madre, pero mucho más lo es la pérdida de una abuela. Quien no goza de abuela, no goza de cosa buena, dice el refrán, y dice bien. Lolita era un símbolo, para mí, de la mujer fuerte de nuestro pueblo, que ama profundamente su terruño y educa sólidamente a su familia para que honren y sirvan a su tierra. La conocí y valoré más a distancia que en la cercanía, porque nuestro pueblo no siempre ha favorevido que nos conozcamos unos a otros. Pero desde la distancia la veía como la mujer fuerte y valiente, enfrentándose a las adversidades y afrontando la vida como llega. Lolita fue un ejemplo para los suyos y también para quienes, como yo, tomamos como modelo a personas notables en su anonimato. Y yo, a distancia, como vecina, la admiré profundamente, porque la valoré por la calidad humana y profesional de lo que más pude conocer de ella: sus dos hijas, compañeras de trabajo en el ayuntamiento. Me gusta describir el trabajo de empleado público con el término inglés, "public servant", servidor público, persona que considera el trabajo como un servicio a los demás. Y María José y Sonia son un modelo de ese tipo de empleado público:esforzadas, discretas, prudentes y serviciales. Esto no se logra mágica y automáticamente cuando se entra a trabajar en una administración. Solo es posible si detrás, desde siempre, hay una sólida formación humana que procede del ámbito familiar. Y eso me hizo admirar a Lolita, que inculcó esos valores a sus hijas. Y la bondad. Una bondad que emana de un profundo sentimiento moral de la vida. Cuando daba clase en el instituto animaba a los alumnos a incorporar las buenas costumbres de fuera, pero a preservar las que, siendo nuestras, nos diferenciaban para bien. Esas que nuestra gente transmite, con la buena crianza, de generación en generación. Y Lolita las supo transmitir. Viendo el resultado, la elegiría para que modelara a alguien muy cercano. Porque estaría segura de que le haría ser una persona buena, bien criada y formada, esforzada, prudente, discreta y buena trabajadora. Como sus hijas. Y esos son valores superiores hoy en día. Por eso su familia la echará tanto de menos. Y sus vecinos, entre los que me encuentro, también. DEP. 

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