ESQUIZOFRENIA

Me ha llamado una persona, muy disgustada porque, al parecer, ene se blog infecto (como todo lo que tocan estos desgobernantes y sus a´dláteres) me califican de esquizofrénica. Esta persona que se pone en contacto conmigo tiene un familiar muy próximo aquejado de esa enfermedad. Y me dice que por qué no denuncio a estas personas que me insultan. Y le digo que cada cual hace lo que sabe. Unos razonamos y otros insultan. Porque no saben el significado de debatir ni de razonar. Pero en este caso han ido mucho más allá. No es la primera vez que usan una enfermedad para intentar insultarme. Pobres diablos. Se descalifican a sí mismos usando peyorativamente la enfermedad, las enfermedades, y no muestran el más mínimo respeto a los enfermos y a sus familiares. Así son, así se manifiestan.
Desde luego, si yo tuviera una esquizofrenia, no lo negaría. Sólo buscaría tratamiento y procuraría ajustar mi vida a mi enfermedad, como hago en este momento con mi coyuntural cojera. He tenido alumnos esquizofrénicos, conscientes de su enfermedad, con tratamiento y llevando una vida normalizada. Dignos. Responsables. Asumiendo que su enfermedad es, como todas las enfermedades, una circunstancia, no un problema. El problema sobreviene cuando uno no tiene conciencia de su situación y no pone remedio. Algunos esquizofrénicos han sido excelentes profesionales y artistas, en los períodos en que la enfermedad estaba controlada, que por otro lado, con tratamiento, es la mayor parte del tiempo. Hubo, por ejemplo, un médico muy afamado y prestigioso, en una localidad del norte de Tenerife, que ejerció con sabiduría toda su vida. Cuando la enfemedad lo acuciaba, él mismo había previsto una habitación en su casa para pasar ese tránsito.
La ignorancia de las enfermedades mentales hace cometer muchas estupideces, como esta que comentamos. Seguramente sé bastante más de la esquizofrenia que los que me califican de esquizofrénica. Pero nunca, nunca, plantearé esa enfermedad ni ninguna como un elemento para usar en detrimento de alguien.
A mí me gustaría saber qué opina doña Calu, responsable de los Servicios Sociales del municipio, de esta utilización de las enfermedades para insultar o descalificar a alguien. aunque me quedaré con las ganas. porque no sabemos qué opina de casi nada. No porque no tenga opinión, e incluso estimo que autorizada. Sino porque los machistas degradados que manejan el cotarro no la dejan. No creo que ella admita este tipo de descalificaciones, aunque sólo sea por su profesión.
A la persona que me llamó para quejarse, sólo he de decirle que no ofende quien quiere, sino quien puede. A los enemigos hay que temerles cuando tienen razón. Cuando hablan desde la ignorancia más supina, desde el desprecio más absoluto a lo más preciado del ser humano, que es la salud y el respeto a la enfermedad, sólo se manifiestan cómo son: como seres infrahumanos, que no merecen ni respeto, ni atención, ni aprecio: sólo merecen desprecio.