lunes, 18 de enero de 2010

BELLOS EJEMPLOS DE VECINAS DE NUESTRO PUEBLO: DOÑA MARÍA ARGELIA ALBELO


Esta bella semblanza, de una vecina del pueblo, publicada en un hermoso reportaje de LA OPINIÓN de hoy, nos lleva a unos tiempos pasados y afortunadamente superados, para ejemplo de las nuevas generaciones y para ayudarnos a valorar a nuestra gente y el sacrificio que supuso poder estar donde estamos. Ellos y ellas fueron, han sido, los artífices de nuestro actual estado de bienestar. Ellos, con su sacrificio, nos dan ejemplo permanente. Ellos y ellas sí que nos dicen lo que ha costado que esta tierra nuestra haya puesto a nuestros jóvenes en el camino productivo, sembrado previamente con el esfuerzo, el sudor y el trabajo de esta generación, la de María Argelia, que tanto hizo por nosotros y que tan poco valoramos a veces. Gracias a todos y todas por ser referente continuo para continuar en la lucha, mucho más suave ahora aunque nos quejamos más, de un pueblo mejor. Gracias de todos a esa generación, muy bien representada hoy en la prensa por María Argelia, que nos dejó tan alto el listón del esfuerzo, del sacrificio y de la generosidad de nuestro pueblo. Tan alto, que difícilmente podremos alcanzarlo. Gracias de corazón.



Tenerife de ayer. A vista de mujer XLIII
María Argelia Albelo nos lleva desde San Juan de la Rambla a Venezuela
María Argelia Albelo (1907) ha sido también testigo de la importancia que jugó Venezuela para la economía canaria en los inicios del siglo XX. ÓSKAR GONZÁLEZ / CANARYINFOWEB

DOMINGO J. JORGE SANTA CRUZ DE TENERIFE
Cumpliendo con la cita prometida en la anterior entrega del "Tenerife de ayer", continuamos hoy el andar por San Juan de la Rambla de mano de la familia Albelo Rodríguez. Si el lunes pasado fue Lencia, hoy es María Argelia Albelo, su hermana, la protagonista de estas páginas. Las vivencias, semblanzas y memorias de esta ramblera nos trasladan a aquel Tenerife de comienzos de siglo, "donde tantas penurias vivimos" y que llevó a muchos canarios a buscarle un nuevo rumbo a su vida en tierras americanas. María Argelia Albelo Rodríguez afirma que el San Juan de hoy "es otro mundo" en comparación al pueblito que la vio nacer en septiembre de 1907. "Aquí no había Ayuntamiento ni nada, las carreteras eran caminos de tierra, no existían esas escuelas que ahora tienen los niños y éramos unos pocos vecinos que vivían como bien podían". Así nos acerca María Argelia al San Juan de la Rambla de ayer. Nuestra fuente oral de hoy echa la vista atrás para traer del recuerdo el duro inicio de siglo que le tocó vivir. "La escuela la conocí pocos días, porque pronto tuve que ayudar a la familia en las tierras y los animales", anota María, quien apunta el cultivo de la papa como "lo más que se daba por aquí. Hasta cuarenta sacos se cogían".
Unas lonitas rotas.
"Con unas lonitas rotas íbamos hasta El Farrobo, donde había una pesita y vendíamos el jace de pinocho", así narra María el duro trabajo en el monte que conoció desde niña. "Se vendía al precio que se quería pagar". Eran muchas mujeres las que se dedicaban a esta labor que ella desempeñó. "Tras mi matrimonio también trabajé en el monte. Con 22 años me casé con un vecino de Igueste que trabajaba por aquí en las galerías. Seis hijos tuvimos y trabajando duramente los sacamos adelante", matiza María. "Embarazada y todo seguía yendo al monte, y a la recogida de agua para casa, a La Chorera y La Vera".
Nuestra ramblera también trabajó en la finca de plataneras de don Miguel Díaz, juez de San Juan. De aquellos días, María no olvida el día en que se le cayó un tablero de piñas. "Destrocé todos los plátanos y los escondí en una cueva. Alguien se lo contó a don Miguel porque me lo descontó y ese mes no me pagó. No ganaba más de cinco o siete pesetas al mes, pero eran tiempos de miseria y con seis hijos había que sacar de donde fuese".
María siempre consideró a sus hijos en el lugar más alto de sus prioridades. "Bañaba los niños en unas poncheras grandes y con jabón Lagarto. Rompía los pantalones de mi marido y los usaba de pañales. De las camisas nuestras sacaba unas camisitas para ellos…". Estas experiencias nos evidencian los duros años que se vivieron en las Islas en las primeras décadas del siglo pasado. 16 años en Caracas.
Aunque no recuerda exactamente la fecha en que partió, nuestra fuente oral comenta que su estancia en Venezuela duró 16 años. "La primera vez salí con mi marido y dos hijos. A los pocos años volví a casar a mi hija y al mes retorné a Caracas, ya con todos mis hijos, menos la que deje casada aquí", nos explica. María de aquella primera travesía guarda el recuerdo del mal viaje que hubo de padecer. "Fuimos en tercera y la comida era muy mala. Aguanté los quince días de viaje gracias a algo de comida que me pasaba un señor que iba en primera", nos apunta. "Pagamos 500 bolívares por embarcarnos". I
nstalada en Caracas, esta ramblera se dedicó los primeros años a la venta de naranjas. "Despachaba hasta siete sacos al día. Tres naranjas costaban un bolívar; si eran de jugo costaban seis. Me recorría toda la ciudad y todos me conocían como `La Señora de las Naranjas´" , anota María, quien explica que "las naranjas me las daba un señor a cambio de que le preparase la comida".En la venta de naranjas estuvo María hasta que le ofrecieron trabajar para una familia alemana, dueños del teleférico de Alta Florida. "Esa familia pasó a formar parte de la mía. Me trataron muy bien, ganaba unos 500 bolívares y gracias a ellos pude volver a Tenerife a casar a mi hija y traerme para Venezuela a los demás", recuerda con añoranza.
María Albelo hoy disfruta de muchas cosas que "en otros tiempos no pude hacer, porque no las había. No quiero abandonar San Juan de la Rambla, porque es el pueblo que llevo en mi corazón. Aquí tengo a mi familia y a mi gente". Así dejamos a María Argelia en su querido San Juan y continuamos el próximo lunes nuestro periplo en La Guancha.
Sus días de comadrona
Aunque no recibió formación alguna de medicina, María Argelia Albelo es reconocida en su pueblo por hacer de comadrona en los partos de muchas mujeres. Recuerda esta ramblera que antes sólo había un médico para todo el municipio, lo que muchas veces obligaba a los vecinos a actuar. "Con la experiencia de ver cómo se paría y de vivir mis partos, le corté la vida a muchos niños. Siempre acostumbraba a amarrarle la vida por dos lados, por si acaso se me fuera en sangre. También ponía inyecciones, sin saber nada, pero muchas veces no había tiempo para esperar al médico". ¡Aquellos días!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

CREO QUE SE DEBERÍA CORREGIR EL ERROR DE LA FECHA DE NACIMIENTO DE DOÑA ARGELIA. ES IMPOSIBLE QUE HAYA NACIDO EN 1907... Y A NADIE LE GUSTA QUE LE PONGAN EDAD. SALUDOS

Fidela Velázquez dijo...

Cierto que la fecha es inverosímil. Es una errata, como ustedes entenderán, del propio periódico. Rectifiqué algunas cosas del nombre de los lugares, pero no me atrevía con la fecha de nacimiento porque no sé cuál es la de verdad. Supongo que será 1947 o 1937. Espero que me perdone...

Fidela Velázquez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fidela Velázquez dijo...
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