CUMPLEAÑOS FELIZ

Hace unos días fue mi cumpleaños. Tengo la suerte de haber nacido un día y haber sido anotada el siguiente, por lo que la gente de mi intimidad me felicita el primero y la que me conoce por mi DNI me felicita el segundo. Dos cumpleaños y mucha gente qurida felicitando a una es más de lo que puede uno pedir. Pero lo máximo fue lo que aconteció ese segundo día. Teníamos reunión de partido. Una reunión de las de todas las semanas. Se había cambiado de día por una supuesta imposibilidad de una de las personas que debían acudir. Y allí me fui, pensando en el orden del día de la reunión. Tamara, nuestra Secretaria de organización, me esperaba fuera para decirme que se había vuelto a ir la luz (nos ha castigado la luz las últimas fechas yéndose y viniendo) y que entrara con cuidado. Dentro, la oscuridad. Y cuando puse el pie en el salón, la sorpresa, la maravillosa sorpresa de la gente más maravillosa que conozco: nuestra gente del partido en el municipio, que además son amigos, mis amigos, mis exalumnos y ahora amigos, mi familia, mis hijos.... todos ellos estaban allí, habían preparado con esmero una fiesta sorpresa y noda más pisar el salón las notas de una serenata, un cumpleaños feliz venezolano se desgranaron como el más maravilloso regalo que jamás me han hecho, un regalo musical inolvidable interpretado por unos magníficos músicos, mis amigos también, a quienes les doy las gracias de nuevo desde aquí. Siempre lamenté que pese a mi amor a la música, nunca nadie me había dado una serenata. Ya me la dieron. Y esta entrada es una entrada debida, porque no tengo nada con que agradecer el esmero, el cariño, la voluntad y el interés puesto en una celebración que hizo que, durante unas horas, me sintiera la mujer más importante, precisamente por ser querida por todas aquellas personas que quisieron acompañarme en la ocasión. Gracias infinitas a todas ellas. Y a los lectores del blog, pedirles perdón por usar este espacio, por una vez, para algo tan personal.