MIS DOS PRIMAS LOURDES

Tengo dos primas hermanas que atienden por el nombre de Lourdes. Las dos excelentes profesionales. Muchachas esforzadas, de una generación posterior a la mía, donde las diferencias de acceso a la universidad están más diluidas que en el pasado. Ambas representan lo mejor de nuestra juventud de las últimas décadas, por su esfuerzo y sus logros, por su constancia y por su valía. Ambas honran a nuestro pueblo, del que proceden.

Lourdes Reyes Manuel, prima por parte de mi madre, es una profesional de la enseñanza, funcionaria de la Comunidad de Castilla La Mancha, licenciada en Filosofía y en Periodismo, que sigue vinculada a la universidad por medio de su doctorado y sus publicaciones. Como profesional, no se merece que nadie cuestione ni por asomo su valía, que es mucha. Admiro a mi prima Lourdes. Combativa y trabajadora, su acceso a su actual estatus no ha sido fácil, pese a lo que podría pensarse precisamente por ser hija del alcalde de nuestro pueblo.

Lourdes Reyes Velázquez es prima mía por parte de padre. Su madre y mi padre eran hermanos. Su padre también procede de nuestro pueblo, y tiene por parte de padre muchos primos entre nosotros. Lourdes hizo sus estudios de diplomatura en Empresariales con el gran obstáculo de la muerte prematura de su padre, mi tío Felipe, guardia de profesión y bueno hasta la médula. Se comentaba que le habían sancionado como guardia por no sancionar. Lourdes se creció en esas circunstancias. Sacó una oposición a la administración de la Universidad, y trabajó en el rectorado hasta que, como funcionaria, fue transferida a la administración de la Comunidad Autónoma. No dejó de estudiar, pese a que tuvo que afrontar también la muerte prematura de su madre, mi tía Fidela, y ya licenciada, sacó una plaza por oposición de funcionaria de nivel A. Creada la TV autonómica, la plaza de gerencia debía ser ocupada por una persona de grado A, y su nivel competencial hizo que fuera ella la seleccionada para tal plaza, que viene ejerciendo con eficacia hasta la fecha.

Ambas primas ejercen con probidad su profesión lejos de nuestro pueblo. Ninguna de ellas se dedica a la política activa. Ambas son modélicas funcionarias. De ambas me siento orgullosa, porque a ambas ayudé en sus estudios en algún momento de su vida. Las dos representan lo mejor de nuestro pueblo, que se ha esforzado durante siglos para que, en la actualidad, sus hijos accedan a los estudios que hasta hace pocas décadas estaban vedados a la mayoría de nuestros convecinos. Ambas se han situado, aprovechando esa oportunidad, en pie de igualdad con las clases privilegiadas de antaño, lo que me hace sentir especialmente orgullosa.

Hace unos días oí al pseudo, el advenedizo que cobra de todos nosotros, contratado por el alcalde para insultarme, arremeter contra mi prima Lourdes (por supuesto, no la hija del alcalde, sino la otra). Falsamente la llamó mi sobrina. Pues no, es mi prima, y me siento especialmente orgullosa de ella. Parece que también han arremetido contra ella desde la tele infecta del Puerto. Razón: el Dani tertuliano no pasó el período de prueba en la Autonómica (la tele de todos no creo que admita determinados personajes) y encontraron a una persona en el ente contra quien arremeter: la prima de Fidela. Y hacia ahí dirigieron sus tiros. Error. Mi prima no tiene nada que ver con las contrataciones ni con la programación. Sólo es mi prima, y me profesa el mismo cariño que yo a ella.

Lo verdaderamente indignante es que mezclen en su bazofia cotidiana a personas que no tienen que ver con la política, ejemplo de ciudadanía y de responsabilidad en el trabajo, ensuciándolo todo con una lengua asquerosa que hace que cualquier cosa que comenten resulte comentario de porqueriza. Bocarretrete llaman a uno de estos personajes en su Puerto natal. Ninguna de mis dos primas se merecen este trato. Una se salva, porque es hija del alcalde, que subvenciona la tele infecta y la radio asquerosa. La otra, no. Sus padres no fueron alcalde o alcaldesa, y además no viven. ¿Qué pensaría el alcalde si se le diera a su hija el mismo trato desde otro medio de comunicación, cosa imposible porque cada cual se comporta como lo que es, y yo no lo permitiría? Qué pena que el afán por el poder, por aferrarse al sillón y a las perritas, haga hacer estas cosas terribles. Afortunadamente, ninguna de mis dos primas ni yo misma tenemos que hacerlo. Porque hemos obtenido, en buena lid y con nuestro esfuerzo, nuestro derecho a comer todos los días. Algunos sólo lo logran, a duras penas, besando traseros e insultando. Que Dios los ampare.