UNA OBVIEDAD: LIMPIAR EL PUEBLO CORRESPONDE AL AYUNTAMIENTO

El tema de la limpieza pública, viaria, de riegos y de recogida, tratamiento y eliminación de residuos y limpieza y conservación del alcantarillado, imbornales, cunetas etc., es una incógnita en nuestro municipio. Más que una incógnita, es un incumplimiento reiterado de las obligaciones municipales al respecto. Todos somos conscientes (no hace falta más que mirar alrededor) del deficiente grado de limpieza de la Villa. Y es una competencia municipal, por más que pretendan que sean las comisiones de fiestas las que soporten la obligación municipal de limpiar calles y plazas. Por mucho que haya habido un festejo, e incluso porque ese festejo es una fiesta de todos, es el ayuntamiento quien ha de procurar la limpieza. La Ley de Bases del Régimen Local dice, en el artículo 26, los servicios mínimos de prestación obligatoria por parte de los municipios en función de su población. Y con respecto a este tema, los artículos 25 y 26 hablan de la obligatoriedad de prestar los servicios de protección del medio ambiente y los servicios de limpieza viaria y tratamiento de residuos y, como servicio mínimo obligatorio a prestar por todos los municipios, incluso los más pequeños, el de recogida de residuos y limpieza viaria. Esta obligación supone que los gobernantes deben hacer de sus municipios sitios más higiénicos, limpios y habitables. Todos los municipios que yo conozco, durante las fiestas patronales, realizan una limpieza diaria de los recintos, plazas etc., donde se celebran las fiestas, y de las calles adyacentes, recorrido de romerías etc., de tal forma que, antes por decoro y después por sanidad, todo esté limpio y recogido. Y de eso se encarga el servicio de limpieza municipal, convenientemente reforzado, como no puede ser menos. Este es un trabajo esporádico que se contrata y que nuestro ayuntamiento, ahora boyante de dinero, debía haber previsto, bien con complementos al personal propio si quisiera, o bien contratando personal de refuerzo. Eso le hubiese ahorrado las amenazas hechas a la comisión de fiestas y el mal aspecto que el domingo tenían las carreteras y calles del pueblo por las que discurrió la romería. Así que, muy bien por el servicio de limpieza, que el lunes dejó el pueblo impecable; muy mal por los desgobernantes, que pasan una vez más de sus obligaciones y las sustituyen por participar en el sarao, creyendo que eso es la única obligación del gobernante. Y es, no una obligación, sino una devoción que se debe practicar, pero después de haber cubierto el cupo de obligaciones. Y la asunción de obligaciones, ese día, por parte del grupo de gobierno, brilló por su ausencia. Sólo se salva D. Leoncio, que estuvo en su sitio, colaborando porque todo saliera bien. Asi que, a los que me piden que extienda mi felicitación a los gobernantes, les digo que salvo Leoncio, los demás no se lo merecen. Incluso alguno hizo ver que participó en el sarao y no lo hizo. Se dejó ver, no sabemos si porque ya no puede o porque pasa de los ciudadanos a los que arenga, en la plaza para el mítin político de cierre. Y eso está muy mal. Porque eso es una más que manifiesta utilización política de lo que es de todos: la fiesta.