LOS SINDICATOS DEL BIENMESABE

Me ha llegado esta entrada, con el ruego encarecido de que le preste el foro de LA FORTALEZA para poderla publicar. Aunque no comparto todo lo que dice la entrada, la publico sin restarle una coma. Para conocimiento de quienes afirman que este medio no es democrático porque no les publico sus "paridas". Esos saben que he avisado por activa y por pasiva que cualquier cosa no cabe en este blog. Pero esta es una crítica seria, aunque no la comparta, y va ahí. Así que, amigo PATROCLO, ahí tiene usted cumplido su deseo. De nada.

Los Sindicatos del BienMesabe

Con esta huelga de 29-S nos hemos dado cuenta de que ya nos hemos ido acostumbrando al uso de las siglas heredadas o copiadas de la prensa anglosajona. Dicen muchos que ha sido una huelga acordada entre Gobierno y Sindicatos, que ha sido un paripé, una simulación, un fingimiento para salir bien parados ambos: más bien lo de ambos lo dejo para UGT y Gobierno porque lo de CCOO fue por simpatía, como no iba a ser de otra manera.

Este país, o lo que es lo mismo, esta España, es una de las Naciones que más leyes paren cada año. A veces me pregunto qué gran capacidad de lectura y comprensión tienen todos nuestros Parlamentarios y qué leyes tan malas dan a la luz. Da la impresión de que andan por los cerros de Úbeda con respecto a los problemas reales de los españoles

Y hete aquí que nos topamos en cada ocasión con el artículo de la Constitución Española que lidia con el tema, el Artículo 28 que reconoce el derecho a la Huelga. El artículo 28.2 reconoce este derecho a los trabajadores para "la defensa de sus intereses". Y para ejercer el derecho a la huelga y mantener los servicios esenciales a la comunidad, o sea, al resto de los ciudadanos, han de mantenerse los SERVICIOS MÍNIMOS.

Cabe preguntarse, ¿un señor que va a la huelga no cobra, verdad? ¿Y por qué no cobra? Pues porque no ha trabajado. Entonces en ese preciso momento u horas o días en que está de huelga, no es un trabajador. Está defendiendo sus intereses.

¿Y quién defiende los intereses de aquél que se levantó con necesidades o ganas de trabajar? Ah, pues no se sabe. Esta persona ha perdido de repente su condición de trabajador o profesional del tipo que sea. Y si persiste en trabajar, también. Entonces le ponen el mote de origen catalán de esquirol (rompehuelgas).

SERVICIOS MÍNIMOS

Aquí viene la parida. Servicios mínimos esenciales. ¿Y quién y cómo se determinan los servicios mínimos? Ahora llega el verdadero problema. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Esto tenía que estar regulado con precisión porque las autoridades este punto lo regulan discrecionalmente. Por lo tanto, digo yo que esto tiene que ver con una mala legislación. Se legisla por el aire y luego las normas no hay quien las ponga al servicio de la sociedad con un sentido de justicia y homogeneidad.

Y con estas pocas cosas que se han descrito estamos viendo que esta arcadia feliz es en realidad como la Casa de Tócame Roque.

La desidia de las autoridades “democráticas” que no saben mirar para adelante, ni para arriba ni para abajo producen tales cosas como los botellones desorbitados, las algaradas callejeras como las de Barcelona y no se sabe cuántos lugares más, y las intervenciones de los piquetes que intentan defender el derecho de huelga de todos los trabajadores, utilizando medios, legítimos o ilegítimos, como la fascinación, información o el convencimiento aunque sea a palos.

Yo había llegado a pensar que estos comportamientos o conductas por parte de los sindicatos estaban periclitadas ya, pero veo que todavía necesitan recibir muchas lecciones. Quizás si fuésemos un pueblo más organizado seríamos capaces de enseñárselas todos a una.

Estos sindicalistas han venido perdiendo la credibilidad a lo largo de los años. Han convertido la “acción sindical” en su medio de vida y no creo que realmente representen a los trabajadores de este país. Hay que renovarse. En primer lugar no deben realizar acciones para las cuales no están legitimados por falta de preparación. Se acabaron las acciones a lo Juan Palomo. Ya no vale irse a pescar en las horas sindicales y decir que se estaba pensando en un problema de la empresa mirando al mar. Hace falta un cierto control en los desmanes en “tiempo de paz y en tiempo de guerra”.

A poco que sean capaces de entender estas cosas, de apartarse de las ubres del gobierno, de hacerse autónomamente fuertes incluso en la economía propia, ganarán en estima propia y de los trabajadores a quienes tienen que servir y no solamente de los que tienen que vivir. De eso depende la supervivencia de una institución centenaria, la sindical, tan necesaria para los trabajadores y la democracia, y que en la actualidad se encuentra tan desprestigiada. Muchos trabajadores luchamos por ello.

Ahh, y por cierto, hay que saber escoger a los amigos desde el principio… el amigo del sindicalista ha de ser el trabajador, y no la patronal. Ésta última ya tiene medios propios para defenderse.

PATROCLO