EL DERECHO A LA VIDA

Artículo 15. Derecho a la vida

Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra.

El derecho a la integridad moral y psíquica no está garantizado en nuestro municipio.
El trato vejatorio que se da a las personas que no son de la cuerda del grupo de gobierno no es de recibo. Sólo hay que ver la cadena insultante pagada por el grupo de desgobierno con dinero de todos, aplicada a intentar desprestigiarme (digo sólo a intentar, porque no desprestigia quien quiere sino quien puede). A eso se le añade lo que AIS "riega" por el municipio sobre mi conducta personal y la de la gente que me rodea. Lo último que he tenido que escuchar tiene relación con mi supuesta afición a las bebidas. Por cierto, han pinchado en hueso. No sólo no soy aficionada, sino que estoy absolutamente en contra del consumo incontrolado de alcohol, o de cualquier otra sustancia que me impida tener absolutamente el control de la realidad. Por cierto, que esa objeción no es nueva. Lo saben todos mis alumnos, que cuando les he hablado del consumo de cualquier sustancia que pueda hacer perder la noción de la realidad, les he dicho que, en mi caso personal, son rechazables porque yo soy muy mandona y no admito nada que me domine, ni persona ni cosa. Así que, han pinchado, con la acusación, en hueso. Pero saco esto a colación porque se entenderá que con esta forma de actuar, si cogen a alguien más joven o con menos "conchas" que yo, le pueden hacer un daño moral irreparable. Lo que pasa es que conmigo lo tienen crudo. Es muy difícil, con mi edad y lo que he visto y vivido, que me dañen diciendo mentiras sobre mí. Aunque empleen dinero público para pagar un medio de comunicación para intentar desprestigiarme.
Pero vayamos más allá. Estos desgobernantes acostumbran a practicar mobbing sobre aquellos empleados que no se pliegan a sus caprichos. Parece que estoy oyendo una conversación sobre un empleado entre dos de los desgobernantes en el duelo de nuestro querido Goyo. No se me olvida, y la sacaré a colación cuando sea menester. Negación de medios, confinamiento, obstáculos para ejercer sus funciones... todo esto y más es a lo que se enfrentan los que osan no sonreir a los desgobernantes en el ayuntamiento. Como si, en lugar de ser empleados públicos, fueran lacayos personales. ¡Qué desfachatez!
Así que, para muestra, un botón. Tampoco es suave don Manuel cuando le ha hecho desplantes públicos a los que no considera de su cuerda. Ejemplos, montones. Pero por no nombrar a nadie, voy a ponerme a mí misma como ejemplo. La mano negada, que hube de asir, fofa, en el momento de la paz en el funeral de Goyo, es un ejemplo de desprecio evidente. Pero vuelvo a decir que no desprecia quien quiere, sino quien puede. Las acciones retratan a quien actúa. No obstante, eso podía haber sido un grave desprecio para otra persona. Alcalde que ha hecho caso omiso a mis reiteradas denuncias de la actitud insultante, prepotente e irrespetuosa de su portavoz en el pleno y en las comisiones. ¿Más ejemplos? Los que me leen, podrían completar la lista...
Atentado a la integridad moral y psíquica, trato inhumano y degradante (por cierto, Calu, ¿sabías que una de las empleadas de Servicios Sociales saca a pasear a una de las personas a las que cuida y por la que cobra, con una varita en la mano, con la que le va azuzando? Creo que debías tomar medidas, salvo que no me creas de nuevo... de nada por la información...)