Este pilón es de madera y no se oxida. El de la calle Estrecha sí que se oxida, y nuestros desgobernantes no han hecho nada para impedirlo
Murió un hombre bueno de una familia buena de San Juan de la Rambla. Gente noble, como la gente de nuestro pueblo, buenas personas, buenos vecinos, buenos ciudadanos. Este era uno significado por su bonhomía. Mi más sentido pésame a sus familiares y personas que lo querían, entre las que me encontraba, pésame que tuve la oportunidad de darles esta misma mañana.
No digo más que esto, porque, añadido al dolor de la repentina pérdida, en esta mañana de domingo coincidieron varios escenarios que no me resisto a analizar:
a) El primer escenario fue la enorme afluencia de vecinos que acompañaron a la familia en estos tristes momentos. Uno ve reflejado en esa enorme afluencia, el respeto y el cariño que sus convecinos tienen por él y por su familia.
b) El segundo escenario fue el inoportuno e inadmisible retraso de la comitiva, en la calle Estrecha, para que el coche fúnebre accediera a las puertas de la iglesia. El pilón de la plaza se ubica en un hueco que no tiene salida para las aguas pluviales, que allí depositadas hacen que el propio pilón se oxide y no pueda ser extraido con facilidad. Los desgobernantes han sido avisados por los vecinos de esa circunstancia, y por nosotros de la necesidad de un mantenimientos continuado de esta vía principal del pueblo. Pero, como no puede ser menos, para hacer honor a ese calificativo de desgobernantes que se han ganado a pulso, no han hecho nada al respecto.
c) El tercer escenario fue, en las inmediaciones de la plaza, la ausencia de policías que ordenaran el tráfico para que la comitiva hiciera el trayecto con tranquilidad. La población de San Juan es muy ordenada y organizada, por lo que no se nota mucho la inexistencia de apoyo policial, si quitamos el problema surgido con el pilón que se resistía a salir, y que fue resuelto, como también es habitual, por la buena voluntad de los vecinos. Pero la ausencia de policías revela la insuficiencia de la plantilla actual, que hemos denunciado de manera persistente.
d) El cuarto escenario fue que los problemas antedichos tuvieron un espectador de lujo: el superconcejal y concejal de la cosa que no funciona, esto es, el concejal responsable del problema del pilón de la calle Estrecha. Este personaje, como siempre, se gana las más de 600.000 pesetas mensuales que se mete al bolsillo procedentes de nustros impuestos, haciendo "relaciones sociales" y despreocupándose de aquello que es su responsabilidad y por lo que cobra. En este escenario que comentamos, asistiendo a los momentos previos del entierro desde el Centro Cultural, tomando el paeritivo con media docena de familiares y amigos, que más no se reúnen a su alrededor, como si no fuera responsable del problema que hizo detenerse a la comitiva acompañante, para luego, cuando los propios vecinos resolvieron la situación, "dejarse ver" en las inmediaciones de la iglesia. Desfachatez y desvergüeza, cara dura de cobrar por lo que no se resuelve y no sonrojarse ante los vecinos que le resolvieron el problema.
e) El último escenario es que el citado superconcejal sigue pretendiendo hacer olvidar, por la via de la obligación de aceptar su presencia impuesta por él mismo y aceptada por la buena educación de nuestros conciudadanos, las ofensas infligidas a gran parte, por no decir a la totalidad, de la población de San Juan de la Rambla. Y lo hace por la vía de los hechos consumados: voy a un entierro o a un acto y ya está, sobre todo voy con algunos "guardaespaldas" para sentirme a mis anchas. Y ya va siendo hora de que estos personajes pidan perdón a todas las personas a las que han ofendido. Si es que aún están a tiempo, y si la ofensa no ha sido de tal calibre que no se pueda olvidar. De rodillas debían pedir perdón a algunas personas de nuestro pueblo, que han sufrido lo indecible en los últimos años por sus malas acciones y su desgobierno, sin merecerlo. De rodillas.
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