¿A QUIÉN QUIERE USTED QUE SE PAREZCA SU HIJO O HIJA?

Me llega, en un comentario muy antiguo donde valoraba como mentiroso al superconcejal, esta pregunta:

Sra.Fidela:
como permite los insultos que cada semana proceden de las asquerosas bocas de los que mandan en esa echadera de basura del Puerto de la Cruz ??

Lo cierto es que al principio me preocupaba. Me hacía sentir mal que me insultaran todas las semanas, en el caso de la emisora innombrable por los innombrables descomunicadores y también que me insultara el superconcejal. Iguales en las formas, me preocupaban sus insultos. Ya no. No diré que me resbalan, pero sí que me hacen fuerte. Como decía D. Quijote: "Ladran, luego cabalgamos". Me hacen fuerte y me han permitido mejorar mi sentido del humor. Les debo una nueva entrada sobre el sentido del humor, que les prometo pagarles pronto. Estos personajillos mejoran mi sentido del humor porque me hacen mucha gracia. Se enfadan, se enfurruñan, reinan como niños chicos. Son muy primarios y muy previsibles, muy poco evolucionados.
¿Que por qué se enfadan?. Por muchas cosas.
Porque no me amedrentan y le gustaría que yo me hubiera achantado. Los que insultan lo hacen para amedrentar, para echar para atrás a las personas a las que insultan.
Porque no me ofenden. Ofende quien puede y no quien quiere. Son tan poca cosa, que no pueden ofenderme. Me preocuparía si alguien me censurara desde el prestigio y desde el rigor y el conocimiento. Estos personajillos, ¿cómo pueden insultarme?. Desde la más profunda ignorancia, no tienen ni idea de quien soy ni de lo que hago.
Porque se sienten impotentes ante una persona, ante cualquier persona, que les supere en formación, en educación, en estabilidad emocional y psíquica, en control de sí misma, en capacidad de trabajo, en dignidad.
Porque tienen un profundo sentimiento de inferioridad.
Porque, sobre todo, no entienden ni entenderán nunca cómo no pueden con personas a las que consideran profundamente inferiores: las mujeres. Sin darse cuenta que ellos representan a una ínfima parte de los hombres, afortunadamente, porque es esa ínfima parte de hombres que son el eslabón perdido que nos recuerda que procedemos del mono. Con perdón para los monos.
Porque son incapaces de ser otra cosa que seres profundamente insatisfechos, que babean de rabia cuando se meten con alguien y que esa es toda su fuerza: la baba (mala). Y cuando esa fuerza no les sirve de nada, porque no hace el efecto que quieren, babean aún más y rabian más y más.
Por eso, cada vez me atacarán más. y cada vez me tranquilizarán más, porque cada cual en su papel, ellos con su rabia y yo con mi trabajo, mi profesión y mi dignidad, representamos aspectos esencialmente opuestos de las personas: ellos, lo que nos liga a la especie animal, yo, lo que nos hace seres perfectibles y evolucionados.
La pregunta es: ¿A quién de los dos sectores quieren ustedes que se parezcan sus hijos e hijas?.