NO ME CHILLES, QUE NO TE VEO

Este es el título de una famosa película de humor que hace algunos años. Un ciego y un sordo pasan múltiples avatares cómicos. Buenos actores, y mejor guión. Yo la había olvidado hasta que hoy la recordé. Pero ambos actores se encarnaron en uno solo: el alcalde.

Me explico. Cayetano y yo fuimos hoy al Ayuntamiento a ver la cuenta de 2007, que ha de pasar por Pleno. Nuestra sorpresa fue grande (bueno, no muy grande, porque es más de lo mismo) cuando se nos comunica que no nos podían facilitar fotocopias del expediente. Una nueva prevaricación del alcalade y sus adláteres, pensé. Pero con la calma que da el saber que al final darán con su cabeza contra la ley, hice un escrito, pregunté por el alcalde y los concejales (ninguno estaba en su puesto de trabajo, aunque todos cobran sueldo del ayuntamiento) y seguimos mirando las cuentas Cayetano y yo. De pronto, percibo que el alcalde ha llegado. Me dirijo a su despacho, a la vez que él sale de él y habla a gritos por el móvil. Espero en el vestíbulo de delante de su depacho. Se demora viniendo de nuevo hacia el despacho. Cuando está a mi altura, le digo con voz clara y audible "Don Manuel, quiero hablar con usted", mientras me muevo con él hacia la puerta del despacho. No me mira (estará ciego), no me contesta (estará sordo) y corre hacia dentro del despacho, huyendo de mí y ¡cerrando la puerta por dentro con pestillo! (estará atemorizado). La escenita fue tan ridícula, que, aparte de la película, recordé a los chicos menudos que, para salvarse de una reprimenda, huyen de los padres y se encierran en una habitación de la casa. Solo que el chico menudo, en este caso, es el alcalde, en vez de huir de sus responsabilidades y obligaciones ha de dar la cara y tiene cumplidos los sesenta y cinco años, es decir, que de menudo, nada de nada. O sea, que sería risible si no fuera patético.

La pregunta es, ¿el casi un millón de pesetas al mes que cobra de todos nosotros no da derecho a que esté en el ayuntamiento desde primera hora, y a que atienda a un ciudadano que quiera hablar con él?.

¿Entienden por qué recordé la película que cito arriba, y a los chicos menudos de la época en que yo trabajaba en primaria?

Vivir para ver.... para oir.... para asombrarse.... y en el caso de don Manuel, para cobrar por nada. Por no hacer nada, quiero decir.