domingo, 1 de noviembre de 2009

CUANDO SE OFENDE AL PUEBLO I

En los Plenos ha de hablarse de hechos, de realizaciones, de necesidades, no de personas. Esa es una norma de los socialistas, que llevamos presentadas más de quinientas iniciativas plenarias, todas sobre el municipio. Algunas, como la petición de refuerzo de la costa de Las Aguas por el desprendimiento de un risco, rechazadas por el grupo de Gobierno "porque no tenían noticias de ello", evidenció que los socialistas, desde nuestros respectivos trabajos, alejados del municipio, estamos más en el día a día del pueblo que los que cobran por estar y al parecer no están tanto (o no están al tanto).
Pero el último Pleno fue una excepción. Hablamos del pseudoperiodista, que es tanto como decir del alcalde, porque por él (el pseudoperiodista) fue contratado como cargo de confianza, y él (el alcalde) lo mantiene, suponemos que porque le es útil como hacedor de las acciones sucias que él (el alcalde) no quiere realizar. Triste manera de ganarse un sueldo, amigo, sobre todo en un municipio donde personas con menos cuerpo y más cabeza luchan y bregan en dignos trabajos, a veces duros trabajos, sin necesidad de meterse con nadie, ni zaherir a nadie, ni ofender a nadie.
Así somos en nuestro pueblo, pseudoperiodista (no lo nombro por su lugar de origen, porque ofende con su indignidad incluso a las personas de ese municipio). Somos personas nobles que hemos hecho de la nobleza nuestra seña de identidad, nuestro blasón, nuestro patrimonio, nuestro mejor patrimonio a veces, nuestro único patrimonio válido, porque está con nosotros, ha viajado con nosotros, como único equipaje y capital, a las múltiples aventuras de la emigración. Y ese capital nos ha permitido ocupar un lugar importante en el mundo de la empresa, del comercio, de los estudios, del ejercicio profesional.
Más que un título honorífico o universitario, es la nobleza la que nos ha hecho grandes a los rambleros. Usted, pseudo, con el permiso o bajo el mandato del alcalde, es la excepción, el lamentable lunar que padecemos y que nos hace avergonzarnos cada vez que usted habla ofensivamente o realiza acciones injuriosas, que denigran y deshonran a quien lo hace, si el tal tiene honor. Pero, sobre todo, que denigran y deshonran a quien dice representar porque cobra de ellos, en este caso el pueblo ramblero, de quien debía aprender, precisamente, ese honor y esa dignidad que a usted le falta. Y ese, y no otro, fue el motivo de mi intervención para que rescindieran el contrato en el Pleno, y el motivo de reproducir aquí mi intervención, porque en esta ocasión lamenté que usted, por primera vez no estuviera. Al menos para que aprendiera cómo hablar de alguien para reprobarlo sin ofenderlo ni insultarlo. Eso se aprende, pseudo, y yo lo aprendí de mis mayores, rambleros familiares o vecinos. Usted, que lleva un par de años entre nosotros, debía haberse fijado en cómo se hace. Y como no lo ha hecho, le aconsejo que lea detenidamente la reproducción de la intervención que tan incómodo hizo poner al alcalde. Lea y aprenda. Si usted tiene capacidad para hacerlo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

propongo;
ya que dejó de autodenominarse P.R.I.M.O. debemos en lo adelante llamarle "seudo". Sí, sin "p". No se merece tal nivel de perfección.
Así que por unanimidad, el zorrón, vago, chaquetero, mercenario y jalaleva pasa a demoninarse: "seudo"

Anónimo dijo...

propongo;
ya que dejó de autodenominarse P.R.I.M.O. debemos en lo adelante llamarle "seudo". Sí, sin "p". No se merece tal nivel de perfección.
Así que por unanimidad, el zorrón, vago, chaquetero, mercenario y jalaleva pasa a demoninarse: "seudo"

Anónimo dijo...

ya, propóngalo una sola vez

Anónimo dijo...

qué rarito está el tema en telefalange¡¡¡¡¡¡
están rebotados.
algo hay detrás de eso.