martes, 10 de noviembre de 2009

EL OTRO MURO

Veinte años no es nada, dice una canción. Pero veinte años es mucho, según se mire. Miramos hacia atrás los de mi generación, espectadores esperanzados de los acontecimientos que marcaron la llegada del siglo XXI, y nos encontramos con aquellas cosas que, en su momento, constituyeron hitos, revulsivos y esperanzas para el mundo, y para nosotros como ciudadanos de él. Una de ellas fue, un día como ayer (entre ayer y hoy porque fue rozando la madrugada de entre el 9 y el 10 de noviembre) la caída del muro de Berlín. Un acontecimiento que acabó con la guerra fría, que unificó en un tiempo récord a la gran familia berlinesa y alemana (tuve ocasión de estar en Berlín en 1990, poco después de caer el muro, y aún Berlín era una fiesta) y de que Alemania, tras más de cuarenta años de capitalidad prestada, recuperara su capital y sus señas de identidad.
Poco más de una década más tarde, en nuestro municipio, un personaje gris, al borde de la pérdida de credibilidad entre la gente que lo hizo un personaje, valga la redundancia, cuando los muros históricos habían caido, por el bien de la democracia y de la libertad, se empeñó en levantar un muro divisorio, para separar a hermanos de hermanos, tal como se hizo en el pasado con el muro de Berlín, ese del que ayer festejamos su desaparición. Más bien se encargó de hacer insalvable el muro geológico que nos deparó el destino, el murallón espectacular y magnífico del Mazapé. Y lo hizo por un capricho, y lo vendió como una defensa de un grupo de hermanos ante otros hermanos. Y ganó él y su política mediocre y vengativa. Pero perdió el pueblo. Perdió el progreso marcado por la caída del otro muro, el que nos demostraba que los muros son malos, son perversos, son la anti-esencia de la libertad.
Podemos, tal vez, mirando al pasado, observar con las enseñanzas de la caida del muro de Berlín, lo que significa el muro levantado por nuestro alcalde.
La primera enseñanza fue que detrás no había nada. La aparente defensa de lo que había detrás del muro como defendible en la República Democrática apuntó a desvelar la gran mentira: la división del muro había dejado en el retraso más absoluto a aquellos que lo levantaron. Decididos a defender, por encima de todo, el muro, los alemanes del este se mostraron ineficientes e incapaces de competir y de progresar. La patética obsolescencia del desarrollo de la Alemania del Este desvelaba su manifiesto retraso con respecto a su hermana de la Alemania occidental, como la mejor prueba de que mantener la mirada fijada en lo que divide no permite el desarrollo de un pueblo. Tomemos nota para el nuestro. Y tomemos nota del doloroso y costosísimo proceso de modernización del entramado industrial y de infraestructuras físicas que ha tenido que realizar el Este alemán, como la mejor prueba de que los atrasos motivados por la miopía de los gobernantes convierten el potencial progreso en una realidad achatarrada, a la que las generaciones venideras han de aplicarse, dolorosa y costosamente, y han de abordar y resolver, por esa miopía de los que les precedieron.
La segunda enseñanza es estrictamente política. La libertad nunca debe ser sacrificada en el altar de los fines. Por nobles que puedan ser o parecer los objetivos que se persiguen, la violencia en primer lugar y la dictadura en segundo, nunca deben ser utilizadas en el juego político. Hace muchos años, un dirigente socialista español, nada menos que D. Fernando de los Ríos, enviado a Moscú años después del triunfo de la Revolución de Octubre en la URSS, para informar después a los dirigentes socialistas españoles de la época sobre las expectativas del régimen comunista, preguntó a Lenin dónde quedaba la libertad en su Revolución. “¿Libertad para qué?”, dicen que respondió el líder soviético. “Libertad para ser libres”, fue la respuesta del socialista español, dando con ella santo y seña a una de las grandes diferencias ideológicas entre socialdemocracia y comunismo. Quiten ustedes la palabra comunismo y pongan fascismo, porque fue desde el fascismo más puro y duro desde donde nuestro alcalde decidió, no se sabe si a solas y en compañía, dividir a nuestro pueblo hace más de década y media, y tenemos el símil entre aquello y esto, para desventura de nuestro pueblo y de nuestra gente.
Tercera: la calidad de un líder, después golpeado por las urnas, pero justamente valorado estos día. Gorbachov fue clave en la caída del Muro. Si no hubiera sido por su valentía y su inteligencia, anterior y posterior a la caída del muro, la desaparición del comunismo soviético hubiera podido ser de mil peligrosas maneras. Desmontar el estado policial, eliminar la censura de prensa, restaurar las libertades individuales y políticas, reconocer los errores cometidos... hitos históricos conseguidos ejemplarmente tras la caída del muro, aunque luego, cuando se presentó a las elecciones presidenciales de 1996, fracasó. Pero lo hecho, hecho estaba. Si lo traspasamos a nuestro pueblo, podemos decir, alto y claro, que lo que más vale, lo que más nos enorgullece a los socialistas es haber contribuido a la unidad del pueblo, desde una formación donde no existe el arriba ni el abajo, y donde el risco del Mazapé es un gran murallón, desafiante y orgulloso, nunca un elemento de separación ni de desunión.
Por último, quisiera acabar este comentario rindiendo homenaje a los que han suspirado por cerrar esa gran herida abierta, gente que ha sufrido e incluso muerto en el intento. Es verdad que todo llega a su fin, y que no hay mal que cien años dure, y que el "imperio" de don Manuel puede que tenga los días contados. Pero nadie debería olvidar que la causa por la que todas esas personas sufrieron y sufrimos todos los que aún nos peleamos por un pueblo unido, sigue latiendo en el corazón de todos nosotros. Y, al final, como todos los sentimientos nobles frente a los espúreos, ganará la guerra. Aunque alguna batalla la hayan ganado los otros.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo peor de todo, haber enfrentado al pueblo. Alguna vez pagará por ello.

Anónimo dijo...

Fidela, ¿no vas a decir nada de una entrevista del alcalde en MTV en la que llamó pelandrusca a la consejera de Asuntos Sociales?

Anónimo dijo...

Lo de este hombre es increible, mira que llamar así a la consejera. Ay Manolo que tendremos que comprarte un diccionario. Para ti todo es completamente fundamental, las dos únicas palabras que repites como un loro.

Anónimo dijo...

No sólo llamó pelandrusca a la consejera, sino que estuvo fino, nombrando las obras deZapatero y diciendo que se hacían con dimero del ayuntamiento. Vaya malagradecido, por no decir otra cosa.

la arañaaa dijo...

este hombre no se entera de nada, mira que decir que la obras se estan realizando con el dinero del ayuntamiento, no tiene ningun tipo de vergüenza.

Anónimo dijo...

detrás del muro del mazapé;
je, je.
el venezolano trabajando escondío.
un chalecito venido a menos.
vino para vender por la izquierda a par de bares que todos sabemos.
sigo????

Anónimo dijo...

Son tantos los ladrillos del mal con los que d.Manuel, nuestro islustre alcalde, ha levantado el muro a lo largo de 25 años de poder absoluto el municipio,que nombrarlos todos sería imposible.Solo citaré tres: despotismo, crueldad y falsedad.