lunes, 31 de enero de 2011

EL GUARDIÁN DE LA CEBADA


Una vez conté esta historia con moraleja a mis alumnos:

Había dos burros atados por la cola que estaban hambrientos. El granjero les puso dos grandes cubos de cebada en los dos extremos de la habitación. Pero cuando cada uno se aproximaba a su cubo tiraba del rabo del otro burro y le separaba de la cebada. Era imposible comer así.
Así que decidieron unirse y comer juntos en el mismo pozal. Así, coordinándose, lograron acabar pronto con el primer cubo, y después de una complicada maniobra de aproximación, lograron llegar al otro montón de cebada. Y comieron todo entre los dos...

Cuando pregunté qué enseñanza habían sacado de la historia, uno levantó al mano y me preguntó:
- ¿Y quién les ató el rabo?

Esto viene a colación de una anécdota ficticia en la que pensaba esta tarde. Y aquí se las dejo.
Supongamos que me dirijo a una institución del pueblo, pagada la instalación con dinero público y tambíén sufragadas con dinero público las actividades que en ella se realizan. Supongamos que, cuando intento acceder a la misma, un señor que asume las funciones de guardián, me inquiere a donde voy. Supongamos que cuando nombro a la persona a la que quiero ver, hace un chiste de mal gusto sobre la salud de la persona y, a continuación, y siempre suponiendo, me dice que ya no está, que se ha ido. Supongamos que, al salir del lugar, me percato de que la persona que busco está dentro y vuelvo a entrar y la localizo. Supongamos que incluso quienes acompañaban al guardián no desmintieran su afirmación. Supongamos que inmediatamente se pusiera en contacto con quien le ha nombrado guardián de la cebada y le informara puntualmente. Supongamos que la conversación fuera audible por la que suscribe.
Todo lo anterior son suposiciones, pero lo cierto es que no creo que, si todo esto fuera algo más que una suposición, ni el guardián ni quienes le acompañaban puedan comer bien de la cebada, con el rabo atado. Sí creo que el guardián no sabe que tiene el rabo atado. Y la culpa no es de él. La culpa, como preguntó mi alumno, es de quien le ató el rabo.
Pero como ustedes habrán comprendido, esto es totalmente fruto de mi fantasía. Es imposible que ocurra en un estado de derecho. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

y quien le ató el rabo al burro?

Anónimo dijo...

es unan pasada como la gente sigue encajada en el siglo XIX pero con la tecnología del XX ...

Fidela Velázquez dijo...

Pues el que nombró guardián de la cebada al idem.... está claro....

Anónimo dijo...

Cerrojero, qué pasa con el convenio de los trabajadores?, ya lo hiciste, o todavia tienes que firmarlo???? animal pseudopolítico!!!, Ten vergüenza chaaaaacho, Cerro; es verdura que el telefónico se plantó con el tema??. Si es asi, era de esperar, como dice el dicho canario" tenga yo la barriga bien llena que se jod.....los demás,Telefo,...eres un vividor político, Bueno cuando falta alguien que desde chiquito enderece, de grande salen asi....gandules políticos, impresentables politicos!!!!!!

Anónimo dijo...

Cerrojero, que pasa con los policias municipales???, no se ven, solo muy de vez en cuando!!!. Claro todo tiene una razón de ser, que bien sabe éste ambaucador político y su escudero, el tres tallas menos. Creo que segun m dijeron solo hay cuatro guardias y un jefe, o algo asi, que dicen que tiene que hacer tambien de guardia, claro, con ese número es imposible q se les vea!!!, de que van estos canchanchanes políticos, Acaso los vecinos no nos merecemos tener seguridad en condiciones óptimas. Desde luego ultimamnte se están viendo personajes raros x el pueblo y los vecinos tenemos cierto miedo a que nos roben o nos hagan otra cosa peor!!!, Cerrojero pont las pilas y no precisamente las que has mandado a hacer en ciertos lugares dl pueblo!!!!

Anónimo dijo...

tres tallas menos... juas juas juas ... me parto.