ARTESANÍA Y DESARROLLO ECONÓMICO

“El reconocimiento de la cultura popular en la historia de los pueblos se dará sólo cuando los propios pueblos deseen ocupar su espacio y luchar con su intelecto para lograrlo.”

La semana pasado promovimos una reunión con artesanos y artesanas del municipio. Un censo de una treintena de artesanos (y/o hacedores de arte prefiero llamarlos) produjo una respuesta de 25 personas asistentes a la reunión. Es el primer paso para una adecuada promoción de la artesanía local y para que sea una de las piedras angulares del desarrollo económico municipal, al margen del valor indudable que tiene como patrimonio cultural de municipio y de las sucesivas comunidades que, cono círculos concéntricos parten (o pueden partir) del municipio para su puesta en valor. Una nutrida muestra de especialistas en distintos epígrafes artesanales hace necesario en el municipio, a través del gobierno municipal, disponerse a estimular y promover culturalmente a los artesanos y hacedores de cultura locales, cuyo trabajo es reconocido, casi siempre, más fuera de nuestras fronteras municipales que dentro, lo que es una rémora para ellos, pero sobre todo para el propio municipio y su desarrollo. Es la primera reunión de un ciclo donde dialoguemos creadores y gobernantes, de forma que ese diálogo dé como resultado trasladar diálogo y acciones a los vecinos y a los visitantes del municipio, haciendo del arte y la artesanía un atractivo importante para elegir a SJR como sitio de visita, e incluso de estadía.

El arte, la artesanía, es algo tan complejo, tan consustancial al ser humano como creador que una sola definición no basta. Los artistas crean y recrean su cultura en las bellísimas piezas que hemos tenido el placer estético y humano de contemplar, y que se realizan a poca distancia de nuestras casas, en unos talleres que, sobre todo para los que no somos muy hábiles con las manos, suponen una suerte de santuario que hay que cuidar, proteger y potenciar.

Yo no puedo hacer una diferencia entre los conceptos de artista y artesano, como formalmente se hace. Tuve el honor de dirigir la Escuela de Arte de Tenerife, que forma en oficios artísticos, a caballo entre el arte y la artesanía, y confieso que nunca he podido descubrir la delgada línea que separa ambas cosas. Para mí todo artesano que hace bien su obra, es un artista, pues ha creado una obra de arte. Y aunque las técnicas sean heredadas, aprendidas en talleres o provienen de la institucionalización de conocimientos y prácticas espontáneas, también lo son las de pintores y escultores y artistas en general. Y eso de decir que los artistas no repiten un modelo, como algunos artesanos lo hacen, no lo entiendo si pienso en la cantidad de artistas que han pintado o esculpido madonas, Cristos, paisajes, flores en jarrones y otros temas. Y si se dice que los artistas tienen un sello personal también lo tienen los artesanos que fabrican sus obras, ya que ninguna es idéntica a otra, y hay artesanos que uno conoce que tienen un sello especial en todas sus obras, o sea ponen en la misma algo de su personalidad.

Las artesanas, los artesanos, son creadores de obras de arte. Son poseedores de un sentido artístico que vuelcan en sus trabajos. Cuando es una creación auténtica, que no es para imponerse sobre otros sino para brindar al mundo de la naturaleza y la cultura una obra creativa, fruto de la utopía personal o familiar del artesano, una obra que engendrará amor entre todos los que nos acerquemos a ella y la contemplemos con respeto y admiración, descubriendo en ellas un desafío, porque en general las obras artesanales nos llaman a vivir en un mundo más justo, más compartido, más comunitario, más bello, más humano.

Por ello e que considero a todas las artesanías y oficios manuales obras de arte y a los artesanos, artistas aunque generalmente sean anónimos, ya que la mayoría de las veces no conocemos sus nombres. En ese sentido, los artesanos pertenecen a una inmensa mayoría que no tiene voz, que no sale en los diarios, que no es conocida, que es anónima. Creo que un artista si realmente lo es, es un ser humano que se realiza, que se muestra en su obra. En la obra de estos artistas la palabra del artesano nos habla de su mundo, de sus mundos en un mejor decir. Y esos mundos tienen elementos que los distinguen. Nos hablarán de sus sufrimientos, de sus penurias, de sus dolores, y también de sus mensajes de esperanza, de confianza, de alegría de vivir, de sus sueños, amores, y de sus músicas, a veces sonidos sólo escuchados por ellos, en sus mundos de creación.

Toda esa entrega que nos hacen de lo mejor de sus vidas, crea en nosotros un compromiso hacia éstos hacedores de obras bellas.

Y este compromiso que contraemos al acercarnos a sus obras y a sus sentimientos es el compromiso de hacerlos visibles en una época, donde los problemas que siempre acosan, muchas veces son falta de posibilidades para seguir realizando sus obras de arte. Y no es un regalo, en un compromiso basado en el interés, porque el progreso de ellos es el progreso del municipio, donde su desarrollo económico se sustenta en que cada uno de los elementos de interés se haga visible y forme parte del gran puzzle que será San Juan de la Rambla, con el compromiso de todos.