LA MALA EDUCACIÓN

La política es noble. Pero si se la toma, no como instrumento para el bien común, sino como medio para someter con el poder a los otros, la política es repugnante y extravía a los humanos. Solo así puede explicarse que determinados especímenes políticos, tanto en el poder como en la oposición, sin miramientos se regodee de su cargo (o carguito ahora que ejerce, desde el paro, de la portavocía de la oposición, lo que podría dignificar en lugar de empozoñar) ante los vecinos como un mal educado, un malcriado, un descortés. El comportamiento anterior, y el actual, ha sepultado la oportunidad de gobernar a partir de una palabra y una práctica democrática de reconciliación. ¿Es demasiado pedir un escenario público que mantenga un trato verbal equilibrado y razonado? ¿Qué manual político les ha enseñado que la exhibición de la grosería es una praxis adecuada? Lo increíble de las formas de este individuo, que cada una de sus frases, descalifica y contradice los métodos y las posiciones que dicen y se jactan de tener. Ni el triunfo ni el fracaso puede ser el soporte para que un político menoscabe los elementales códigos de educación y sociabilidad. Cuando el dirigente de un partido habla como habla, ¿está expresando el buen vivir?, ¿o cree que eso es cultura popular?

La manera en que construimos un discurso muestra también el tipo de personas que somos. Por eso, los grandes corresponsables de que el portavoz de AIS persista en esa conducta desaforada son todos y cada uno de sus compañeros y adláteres, porque ellos cuentan con un privilegio que parecen desconocer: comunicarse frontalmente con él, libres de los modos vociferantes y maleducados que usa con sus adversarios políticos, cual niño malcriado que no se resigna a que las cosas no siempre salen como él quiere. Si desaprobaran las frecuentes vejaciones que él lanza a los que no comparten su ideología, y obviamente tampoco sus formas, algo podría suceder. ¿Es correcto el hecho de que el portavoz se empeñe en azuzar a todos en contra de una relación productiva y constructiva? ¿Qué individuo sensato puede desconocer que a base de ser incansables en nuestro trabajo estamos subsanando las innumerables desidias que nos hemos venido encontrando, algunas de aprovechamiento propio del erario público? Pero el municipio, según nuestra consideración, es una unidad humana cuyos componentes merecen la misma consideración en el marco de la ley y, sobre todo, ser tratados con moderación. ¿En qué se quiere convertir AIS? ¿En lugar de recalada de patanes? No son delincuentes quienes les votaron; por lo tanto, no se merecen que aniquilen su valor con ofensas a los representantes del resto de votantes del municipio. El escritor francés Jean Giono dijo: “Para que el carácter de un ser humano devele cualidades verdaderamente excepcionales, hay que tener la fortuna de poder observar su actuación durante largos años. Si dicha actuación está despojada de todo egoísmo, si la idea que la rige es de una generosidad sin par, si es absolutamente cierto que no ha buscado ninguna recompensa y que, además, ha dejado huellas visibles en el mundo, entonces nos hallamos, sin duda alguna, ante un carácter inolvidable”. AIS desperdició, desde el gobierno, la oportunidad de apalancar una cultura de coexistencia en el respeto; lo malo es que sigue desperdiciándola desde la oposición.