¡¡¡GRACIAS, TOMÁS!!!

Querido exsocio Tomás Mesa: Hace un tiempo, diecinueve meses, después de que votaste a mi favor como alcaldesa de SJR, les dije a mis compañeros que el momento delicado era esta fecha que hemos vivido ayer. Sé que mi problema contigo y con tus nuevos socios no fue ganar las elecciones. Mi  problema contigo y con tus nuevos socios de gobierno fue no haberlas perdido. Si yo las hubiera perdido, tú hubieras incumplido desde el principio aquella palabra que fuiste dando durante la campaña y que te hizo rascar los tres votos que te hicieron concejal. Si hubiera perdido las elecciones en mayo de 2011, no habrían tenido que inventar excusas para traicionar al pueblo. Pero gané las elecciones y no sólo te obligué a cumplir tu palabra (cosa insólita, a la que no estás acostumbrado) sino que te recordaba una y otra vez todas aquellas cosas relativas a tus áreas que había que cambiar para dar cumplida respuesta a los votantes que decidieron el cambio. Pero fíjate tú, gané las elecciones, y no anduve tan desencaminada, pese al compromiso en el que te puse. Ni el pueblo  estuvo tan errado en darme la mayoría de los votos. Los hechos de ayer, de las semanas precedentes, me lo demuestran. Cierto es que la moción de censura, la traición que le has hecho de nuevo a tu pueblo, parece que me retira de la vida pública, al menos de momento. Pero no es menos cierto que es por eso que hemos recibido el homenaje popular poco tiempo después de las elecciones, en olor a campaña, y tú la repulsa de la gran mayoría de los vecinos de SJR. Estos días, gracias a ti, me he sentido una privilegiada del cariño popular. Cada uno de nosotros es parte de lo que pone de sí mismo, pero es mucho, también, parte de las circunstancias, del entorno, de lo que le ofrece la vida. Y a mí la vida me ofreció situaciones y actividades que a otros no les fue permitido, como ganar unas elecciones en una plaza difícil en un momento difícil. Pero tú me has proporcionado, con tu traición, un privilegio mayor, que es el recibir el cariño y la adhesión mayoritaria popular sin estar en período electoral. Y eso es algo que pocas personas pueden gozar.  
Pero ese privilegio, para mí, de nuevo, supone un reto y un compromiso muy severo. Tengo un tremendo respeto por mis convecinos, y también por los ecos de las voces de aquellos que ya no están entre nosotros y que desearon en vida ansiosamente el cambio que el triunfo de la candidatura que yo encabezaba proporcionó al pueblo de SJR.  Por eso te digo, Tomás, que la gente que yo respeto y quiero (y que tú has burlado) no está simplemente disgustada o con tristeza por tu traición. Está,  por sobre todas las cosas, viviendo este presente en el que han decidido que no te quieren. Y soñando un futuro próximo, poco más de dos años, donde tu traición tendrá su merecido popular. Y ahí me van a tener, de nuevo, abrigando ese sueño colectivo, ahora más decidido, porque saben que es posible. Y yo les voy a ayudar a volver a hacer realidad el sueño de muchos años. Porque para ello cuento con la calidez de mi gente, con su complicidad, con su ayuda, modesta y cariñosa. Nada de constructores ni de cifras millonarias. Es suficiente una pequeña colaboración, que ya tengo, que me miren a los ojos, que valoren la fidelidad  a un proyecto de pueblo unido, coherente, en el marco de principios éticos elementales; en la defensa de la libertad y  de la democracia; en el respeto a la Constitución y a la Ley. Viviré intensamente la acción y la pasión del tiempo que queda para las próximas elecciones.  En mi caso, no habrá oposición entre la ética de las convicciones y la ética de las responsabilidades, porque ambas coinciden. Cuando uno tiene un cargo, cuando uno habla en nombre de otros, no es uno sólo el que habla y eso limita seriamente las posibilidades de expresión propia. Pero ahora mi cargo está exento de responsabilidades en primera fila, lo que te agradezco, y al poder desprenderme de esas ataduras voy a poder hablar sin tapujos de aquello que, por respeto a tu partido, he tenido que callar todo este tiempo. Y te digo que al final del camino una luz puntual nos espera al pueblo de SJR. Y el final del camino es mayo de 2015. Que has dejado expedito para una victoria por mayoría absoluta. Ese día, por fin, SJR recuperará, entonces si de verdad, las libertades y la democracia que siempre le fue hurtada. Para ello sólo tengo que mantener viva la memoria, la memoria colectiva, la memoria de tu nueva traición al municipio y la de tus cómplices necesarios. Dos años y un poco más que me dedicaré, con la ayuda de mis compañeros y del pueblo todo, a recordar esa traición que no puede ni debe olvidarse. Y va a ser fácil, porque volvemos, aunque por poco tiempo, a la larga noche del régimen autoritario y de terror, de silencio infinito de los primeros tiempos de privación de cualquier manifestación de libertades que pensábamos que ya formaba parte de nuestro pasado. Pero ahora es distinto. Ayer se demostró que se ha perdido el miedo al miedo. Eso es lo que te quiero recordar hoy, porque, en el día de ayer, fueron los vecinos los que tuvieron el papel protagonista. Y esto tienen que saberlo todos, ellos para reforzarse y reforzarme y tú para saber que cada día más de alcalde indigno es un día menos en el camino a la recuperación de lo que has arrebatado al pueblo con tu traición.

Mis convecinos, a los que has traicionado, salieron de las sombras el 22 de mayo de 2011. Claro, son los mismos que antaño sintieron miedo, convivieron con el miedo. Pero  ya vencieron al miedo. Y eso es, será, fundamental en la lucha por la libertad y la recuperación de la democracia. Porque no hay libertad con miedo, no hay vida plena con miedo, no hay democracia con miedo.  Y lo importante para la memoria es  cómo lo van a hacer. Lo harán superando la intención de tus nuevos compinches de que cada uno viva aislado de los demás, que cada uno se encierre en sí mismo como un erizo. A superar la barrera, la debilidad, del frío de lo individual y alcanzar la fuerza y la calidez de lo colectivo han aprendido estos dieciocho meses últimos. Porque tenían la necesidad de encontrarse con otros, de recrear la solidaridad, la confianza, la lealtad entre vecinos. De recuperar la dignidad humana en el mejor sentido del término, y -por sobre todas las cosas-  recuperar el sentido de la vida, recuperar el  valor del amor como fundamento de la relación humana que habían conseguido que se perdiera. Recuperar los valores éticos y sociales y saber que esa reconquista era posible si la lucha era de todos para salir entre todos.  Y nadie lo va a olvidar. Y tú, Tomás, con tu traición, lo has hecho más deseable y valioso. Por eso, gracias.