No sé en qué momento fue. Me
enteré en una triste madrugada de primeros de agosto por nuestra común amiga
Grisela, que tampoco pudo despedirte. Pero la tristeza toda me invadió, poco
más de un año después de que me faltara el último eslabón que me ligaba a mi
pasado. Por tanto, agosto volvió a ser el mes en que se me acumulan los días en
los que llorar la pérdida de un ser querido. Te conocía como alumna del curso
de acceso para mayores de 25 años en la UNED. De todos los matriculados eras la
única persona que todos los lunes acudías a la tutoría. Por eso acabamos pronto
el temario. Por eso, porque eras una alumna tenaz, trabajadora y obstinada que
te habías propuesto corregir el diagnóstico de un sistema educativo que te
excluyó prematuramente y que demostró su modelo erróneo contigo, sobre todo
contigo. Siempre te puse y te pondré de ejemplo de cómo un sistema selectivo
puede malograr profesionales excelentes. Como acabaste tan pronto el temario de
“Introducción a la Educación”, después nos esforzamos en reforzar tus
matemáticas, endebles por esa prematura decisión. Sacaste bien las matemáticas,
pero mi sorpresa fue en la materia de Introducción, en que pese al obstáculo
añadido de que el español no era tu lengua sacaste la máxima nota, un 10.
Siempre me reía contigo diciéndote que no sacaste un 11 porque no existe en el
sistema educativo español. Dice la
canción; “Cuando un amigo se va queda un espacio vacío…”; qué razón tiene la
estrofa. Pían Willer fue esa persona que nunca esperarías encontrar en la vida,
esa clase de gente que da sin pedir nada a cambio y que te llena con su forma
de ser, que te sirve de ejemplo por su dedicación, pundonor, constancia,
probidad y corrección. Como alumna y como becaria del COIE, donde hizo una
magnífica labor, Pía dejó un excelente recuerdo en quienes la conocimos a
través de la UNED, donde acabó exitosamente sus estudios de Educación.¿Cómo lo
hacía? ¿Cómo una persona como Pia podía atesorar tantos conocimientos? Precisamente por su manera de ser. Los que tuvimos la fortuna de compartir amistad
con ella pudimos disfrutar de una persona culta, entusiasta, romántica, ávida
de saber y gozosa de compartir, una persona humilde y sabia que disfrutaba
escuchando y aprendiendo de cada persona.
Sin duda encarnaba la figura y el significado de lo que es un gran
maestro tras haber atravesado una educación que pudo haberla disuadido de
aprender; pero eso motivó a Pía y la convirtió en alguien capaz de enseñar con
su saber y dispuesta a aprender algo nuevo cada día. No sólo me enseñó a vivir
la educación con más pasión, y a entender el valor de la educación compensadora
y comprensiva, sino que siempre fue para mí Pia un ejemplo de entereza y lucha
vital. He sabido a posteriori de su lucha con esa terrible enfermedad que nos
va dejando cicatrices a todas las personas con nuestros seres queridos. Pia
fue, según me han dicho, un ejemplo de entereza y superación. Pía no era
persona de lamentos ni de rendirse, así
que simplemente adaptó su estilo a esta nueva circunstancia y lo depuró hasta
límites insospechados. Una persona afable, alegre y capaz de animar a los demás
cuando era ella realmente quien luchaba día a día, sorprendiendo a propios y
extraños y preocupándose de los demás. Dice la canción: “cuando un amigo se va
queda un hueco vacio…”, y es verdad. Hasta siempre, Pía, hasta siempre. Día a día
nada define tan seguramente la calidad de nuestras vidas como la firme
convicción de que nos reflejamos en los ojos, en las voces, en la presencia de
nuestros amigos. Es a través de ellos que en realidad empezamos a conocernos a
nosotros mismos y es su afecto lo que nos asegura nuestra dignidad y valor. Son
las personas que con lealtad, alegría, valor y entereza nos han acompañado a lo
largo del a vida. Algunas son inolvidables y nos sirven de ejemplo y de modelo
para nuestra propia vida. Una de esas personas es Pia, mi querida Pía, mi
admirada Pía. Pía se ha ido. Prematuramente, como se van las personas valiosas.
Y no me pude despedir de ella. Ni tomar ese último café al que la había
convidado en SJR. Pía se ha ausentado pero queda en la UNED y en el corazón de
las personas que en ese entorno la conocimos. Hoy, en su aniversario, la recuerdo
con emoción, cariño y agradecimiento. Y pienso, con emoción, que ante una ley segregadora como la Ley Wert, esta Ley del PP que rechazamos todos los sectores, Pia es el mejor ejemplo de que se trata de un modelo que no funciona. Ella sabía que siempre la usaba de contraejemplo y se ruborizaba. Y así va a permanecer en mi memoria y en la de cuantos me escuchen: el ejemplo de que los modelos segregadores se equivocan.
Pia, für immer in meinem Herzen.
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