PARALELISMO

Paralelismo con la actuación del alcalde de San Juan de la Rambla es lo de Miguel Cabrera, diputado del PP, con Paquita Luengo, diputada socialista. Esta actuación de Cabrera, al igual que la de Reyes, es muy fuerte. Miguel Cabrera se lució el otro día en el parlamento recitando unos ripios ofensivos contrs Paquita. Pues muy mal. Mira que este hombre, dentro del dislate total de los cargos del PP, me caía bien. Me parecía coherente en algunas de sus actuaciones, como cuando no le costó nada abandonar a sus correligionarios por un asunto de dignidad y de coherencia personal. Pero vaya por donde a quien tiene plumas, se le termina por ver el plumero. Y el plumero es el machismo. Al final, todos estos de la derechona (ojo, que hay una derecha civilizada, pero por aquí ni la conocen)cojean del mismo pie: un pie derecho escorado más a la derecha de la antidemocracia y del machismo. Y, aunque a doña Cristina Valido no le guste, rayando en los malos tratos. Porque malos tratos no son sólo los físicos. Los malos tratos psiquicos son peores, porque se disimulan más y dejan secuelas a veces más profundas que los físicos. Denigar a alguien, intentar ridiculizarla en público, injuriarla, difamarla es una suerte de coacción moral que se esgrime contra alguien con el objetivo de, al menos, intimidarla, amordazarla. Y si eso es grave para cualquier persona, más grave lo es cuando ese propósito se manifiesta en contra de quienes, con la voz y la palabra, ejercemos lo que yo entiendo la actividad más noble del mundo: la política, la representación otorgada por el pueblo, en nombre de quienes estamos legitimados a intervenir. Una ofensa a un cargo público es más que una ofensa personal, es una ofensa colectiva, porque a nuestro través se ofende a todos aquellos que nos honraron con su confianza. Y eso sí que es terriblemente antodemocrático.