EL EUROSALDO

Ayer por la mañana, sin visitar el Eurosaldo, hice una entradilla con algunas cosas que saltan a la vista. No hace falta ser muy listo, sino un poquito, nada más que un poquito de sensatez. Y hablaba del calendario, y la necesidad de no hacer coincidir este evento con una fiesta local en el otro extremo del pueblo. Pero después tuve oportunidad de ir. Compré, como siempre, varias cosas de necesidad, porque ciertamente suelen venir comerciantes de "outlet", con muy buenos precios. Mis compras de ayer fueron un ventilador (mi viejo ventilador ya dió de sí lo que podía), una pequeña estantería, hecha a mano, para un regalo y un CD de un viejo disco masterizado de Silvio Rodríguez, una joyita, el Rabo de Nube.

Comprar siempre es un placer, sobre todo si los precios son favorables y se cumple la vieja aspiración de adquirir objetos buenos, bonitos y baratos. Pero salí de la feria con una tristeza terrible y una impotencia aún mayor. La mitad de los puestos estaban vacíos. Y no porque no se hubieran adjudicado, sino porque los feriantes se fueron el sábado, después de realizar un plante colectivo ante la escasez de público, la casi nula difusión del evento, las malas condiciones del recinto y la carestía del puesto.

Las dos primeras (escasez de público y casi nula difusión del evento) están interrelacionadas, y también tiene que ver con la coincidencia de la feria con la fiesta, como ya hemos apuntado. No se puede hacer un evento de estas características coincidiendo con una fiesta popular, en el otro extremo del pueblo respecto a la fiesta, en un sitio de paso para ninguna parte y sin una eficaz difusión. El dinero que se han gastado en unas pancartas que jalonan toda la TF 351 podían haberlo invertido en otro tipo de campaña más insular, porque la TF 351 apenas la transitamos los que vivimos en San José. Lo que pasa es que, como siempre, los presupuestos se calculan y se gastan en función de nuestros amigos. Así nos va. Sobre las malas condiciones del recinto, aparte de aislado (¡lo que valdría tener en el pueblo, como hemos propuesto, un transporte circular!), es un recinto que si reúne las condiciones, la mala organización se preocupa de que no funcionen. Así, en la noche del sábado, se produjo un corte de luz ¡que hizo perder la mercancía a una persona que tenía productos perecederos en neveras!. Había seguro, claro, supondrán ustedes. Lo cierto es que de los 230 euros que pagaron los feriantes, los 30 eran para un seguro. Pero no estaba claro que la póliza se hubiera suscrito. Como ya tenemos la mala experiencia del robo de los ordenadores de la Casa de la Juventud de La Vera, que no estaban, aunque tenían que estarlo, cubiertos por un seguro, pensamos que tal vez se "olvidaron" de suscribirlo. Ayer por la tarde la señora perjudicada aún no había podido contactar con el responsable (no cogía el teléfono, no había donde localizarlo) para saber si, efectivamente, iba a ser compensada por las pérdidas.

Sobre la carestía del puesto, qué decir. Algún feriante había que ayer por la tarde había vendido un monto de 80 euros ¡después de pagar 230!. Negocio redondo para el organizador (al dinero de los puestos hay que sumar que los primeros días se cobraba la entrada a los asistentes, bebés incluídos) y fracaso y fraude para los feriantes.

Lo peor, que nuestro municipio, de nuevo, está en la cima de la impopularidad entre gente que camina por toda la isla, que se relaciona mucho y que ayer me decían que cuando oigan de nuevo el nombre de San Juan de la Rambla van a sentir un escalofrío de temor y de desagrado. Así se hace pueblo, así conseguiremos inversiones y reactivar la economía, es decir, se hace, desde el desgobierno municipal, lo contrario de lo que hay que hacer. Y no lo dice Fidela. Fidela reproduce lo que dicen los feriantes presuntamente estafados. En esas manos estamos. Vaya pandilla.