Estamos en el último tramo de las fiestas del pueblo. Las Rosas, este fin de semana, y San José el próximo, marcan el final de las fiestas del municipio, quitando las del Rosario, que para el barrio de la Rambla son fiestas mayores pero que se celebra, como fiesta menor, en San Juan y en San José.
Las fiestas vienen precedidas por una ingente y esforzada labor de las comisiones de fiestas. Esta labor, que no es pagada, como dice el dicho popular, precisa de mucha dedicación, paciencia, amor por su barrio y por el santo o santa patrón y fortaleza para capear las dificultades y soportar las ingratitudes. Poca o nula colaboración, en su caso, de quien tiene los medios, y que varía según la simpatía que le tengan a la comisión, suspicacias, problemas para concertar y pagar actuaciones... y todo un rosario de dificultades jalonan el recorrido anual de las comisiones.
Pero lo peor no es eso. Lo peor es que el trabajo esforzado de las comisiones se vaya al traste por una fiesta que deja de ser lo que su propio nombre indica: fiesta, y se convierta en todo lo contrario: un lugar de pelea, de malestar de las personas y familias que, sin comérselo ni bebérselo, se encuentran inmersos en una trifulca que ni buscan ni desean.
Y así sucedió la primera noche de las fiestas en Las Rosas. Las peleas, que nunca deben ocurrir, casi dan al traste con el esfuerzo de nuestros convecinos, los miembros de la comisión de Fiestas. El viernes por la tarde, una llamada vecinal me alertó de lo ocurrido la noche anterior. Yo estaba, como he comentado, en Madrid. Un par de llamadas, y la autoridad gubernamental lo supo, y ya el viernes hubo presencia de la guardia civil y al parecer, las aguas medio volvieron a su cauce. Pero esta actuación no me sirve de orgullo. Al contrario. Las llamadas que recibí en Madrid y que tuve que hacer desvelan que no estamos preparados en el municipio para hacer frente a unas simples fiestas. Por lo que sea, no estamos preparados.
Y yo hecho la culpa al grupo de gobierno, porque es su competencia y su responsabilidad, garantizar la seguridad vecinal y el orden de las fiestas. Los concejales de gobierno están para algo más que dar unas perrillas (pocas siempre) a la comisión o para coronar a la reina de las fiestas. Están para garantizar que los vecinos puedan participar con tranquilidad en el festejo que han pagado a escote unos, y que les ha desvelado todo el año, otros. Y no voy a hablar de conductas que promueven la violencia, que existen entre algunos de los concejales del grupo de gobierno y de sus personas de confianza, ni voy a hablar de cómo se hace la vista gorda en unos casos y se actúa con todo el peso del rigor del poder municipal en otros. Porque de esas cosas ya he hablado muchas veces, en otras ocasiones, en este foro. Voy a hablar de seguridad. Y la seguridad municipal está a cargo de la policía. La policía municipal está formada por unos efectivos extraordinarios, que se desviven por la seguridad del municipio. En la actualidad, injustamente, se vierte en alguna ocasión comentarios que la cuestionan. Y a mí me consta de su buen hacer, de que están cuando se les necesita y de que hacen escrupulosamente su cometido. otra cosa es que tengan los recursos materiales y humanos necesarios. Los socialistas, en varias ocasiones, hemos denunciado y pedido que se le mejoren las instalaciones y se amplíen los efectivos a lo preceptivo legalmente (faltan, según los baremos, entre tres y cuatro policías para atender al término municipal).
A lo primero, se ha contestado diciendo "estamos en ello". Sin estar en ello en la realidad, porquesiempre las cosas les coge con el pie cambiado, rápidamente enmendaron y dijeron que iban a hacer una nueva dependencia para la policía. Los socialistas, entendiendo que se resolvía un problema, no entramos demasiado en que era la tercera dependencia en dos años, ni en su ubicación. Hace más de un año de esto. ¿Dónde está? ¿Se ha terminado? ¿En qué situación se encuentra? ¿Es una de las obras misteriosas de AIS, que se traga presupuesto tras presupuesto sin que se vea el resultado de la obra? ¿Fue para taparnos la boca, sin tener ni siquiera intenciones de abrirla?
A lo segundo, se nos negó siquiera la posiblidad de ampliar los efectivos. Bueno. Pues esa es la situación. Los desgobernantes diciendo que no hacen falta más policías y teniendo que pedir refuerzos a otros municipios continuamente, sin atención nocturna, con dificultades para cubrir los servicios en vacaciones, bajas laborales, fines de semana, confluencia de eventos en el municipio.... y un largo etcétera para el que ustedes tendrán multitud de anécdotas. Por las que suelen culpar a la policía cuando los culpables, los auténticamente culpables, son estos gobernantes que tenemos la mala suerte de soportar, porque ni un asunto como éste son capaces de resolver.
Así que felices fiestas, gracias a los que la hacen posible y la hacen posible en paz, y un cero como una casa a quienes, de nuevo, se presentan como modelos para salir en la foto. Y nada más. Aunque se llevan de nuestros impuestos una pasta gansa.
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