POLÍTICA
VIEJUNA
Vuelven las
viejas prácticas. Y con ellas, políticos de una escuela vieja que se resisten a
irse. Ni siquiera les sirvió el ejemplo de 2011, donde la sociedad demostró que
sabe discernir, en el momento decisivo de elegir un gobernante, lo que no
quiere. Políticas viejunas, que separan, que impiden ver a SJR como un todo,
que ha de estar por encima de caprichos del gobernante de turno. La sociedad ramblera
supo distinguir, y votó por un cambio, que pese a los intentos desesperados por
hacerlo naufragar, ha demostrado que hay tiempos nuevos, de concordia, de
tender puentes, de hacer efectivo ese eslogan que dice que SJR somos todos, pero
desde los hechos, no de boquilla ni de autonombrar con mentiras un proyecto
viejuno. Las diferencias tan profundas, artificialmente enarboladas por el
caprichoso mandatario anterior, han logrado minimizarse. Se tarda en superar
los odios artificiales inoculados, pero vamos por buen camino. Nunca más. Una
sociedad que quiere progresar debe gastar toda su energía en construir, nunca
en dividir, ni en lanzar insidias y mentiras sobre los demás. Eso lo puede
hacer quien, desde un interés personal, quiere montar su tiendita particular a
costa de los impuestos del pueblo. Cuando se mira que el capricho y los
intereses personales, de su bolsillo, supera a la razón o que la venganza y el
rencor está por encima del interés general, es fácil explicar el hecho del
cambio votado por la sociedad ramblera en 2011: nunca más el odio, la división,
el rencor, la inquina sentados en el ayuntamiento. ¿Les importan acaso a los
rambleros si el del Puerto ha de cotizar para su pensión, o si el “reaparecido”
aún conserva un odio que ha de dirimir? ¿Quiere la sociedad ramblera volver a
las andadas, mirando con recelo a sus convecinos y más pendiente de defenderse de
venganzas y ataques que de construir pueblo?
Afortunadamente,
cada vez más personas participamos de otras preocupaciones y otras aspiraciones
que tienen que ver con el progreso del pueblo. Se lo dije a una compañera de
corporación, allá por 2015: en SJR, afortunadamente, ya no vende la bronca, ni
obstaculizar los proyectos favorables para el pueblo, ni desunir, ni enfrentar.
Quien lleve a cabo esas políticas viejunas tendrá el rechazo de nuestros ciudadanos,
que ya no van a permitir a sus políticos más que trabajar y concertar, dialogar
y avanzar. Los grupos políticos hemos
dado un paso de gigante en el diálogo institucional. En los plenos y en las
juntas de portavoces, así como en las comisiones informativas, con las
discrepancias ideológicas que nos diferencian, la cordialidad es absoluta. Se
los agradezco a todos los que se han dispuesto a hacerlo, por el bien de SJR.
No así a los “regresados”, que no entienden, según manifestaciones públicas,
que esta es la normalidad institucional.
Por lo
tanto, el mensaje es claro: lo viejuno ya no sirve. Viva la nueva política,
viva la concordia, viva el progreso. Nunca más.
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