Artículo 18. Derecho a la intimidad. Inviolabilidad del domicilio
1. Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito.
3. Se garantiza el secreto de las comunicaciones y, en especial, de las postales, telegráficas y telefónicas, salvo resolución judicial.
El derecho al honor es uno de los derechos fundamentales que sanciona la Constitución. No tengo que explicar de qué manera se ha vulnerado, por los desgobernantes, su personal de confianza o sus satélites, incluida la cadena de televisión a sueldo. Aún no he hecho un crítica personal, que se refiera a la intimidad personal o familiar o que vulnere la imagen de ninguno de los desgobernantes. Pero crítica política sí. Ellos, al revés. Nada de crítica política (no tienen capacidad), pero todo el tiempo, durante la precampaña, y ahora, durante su mandato, nada de crítica política y sólo crítica e intento de desprestigio personal. Insultos, mentiras sobre circunstancias personales y familiares que no necesito reproducir porque están en la mente de todos. ¿Tribunales? Eso quisieran. Tengo, grabados y filtrados, todos los insultos del pseudocomunicador de la tele, todos los escritos hechos por el pseudoperiodista. ¿Judicializar la vida política? Iré a los tribunales cuando ataquen a mi organización política, como he mantenido. Por mi misma, no. Los insultos retratan más a quien insulta que al insultado. Afortunadamente, soy una persona muy conocida personal y profesionalmente. Es difícil destruir una imagen basada en el prestigio de la labor profesional durante más de treinta años. La mentira sólo es coreada por los que no me conocen, pocos, y por los ignorantes corifeos de mentiras sectarias. El secreto de las comunicaciones, como he dicho, se ha violado cuando se ha publicado, poniéndolas como mías, posesiones de mi madre ¡qué desfachatez!
La inviolabilidad del domicilio, y de las entradas y salidas se vulnera continuamente. Hace años, para negarme el empadronamiento, pusieron custodia policial a mi casa para verificar si entraba o salía, e incluso, ¡si tenía ropa tendida! (Faltó una queja de los fabricantes de secadoras)...Durante este año, no han faltado merodeadoras enviadas para vigilar nuestra sede, como también hemos denunciado. ¿Y qué decir de la práctica sospechada hace tiempo, y verificada por algunas personas, de registro de domicilios en época electoral para sustituir los votos, o de "secuestro" de personas para alterar su intención de voto?
Bueno, tribunales, señores, como ustedes dicen... ¿o tal vez, dada la reacción, es más interesante para nosotros y a ustedes les hace más daño que quede reflejado en este blog?
4 comentarios:
Manolito te vengo adviertiendo desde hace un tiempo que no te metas en camisas de once baras y tu ni caso. Ese asesor de pacotilla al que le pagas 2200 euros te está llevando a la ruina política, te está estafando, yo que tu lo despedía insofacto, hazme caso al final te van a echar del ayuntamiento sin honores como a ti te gustaría por ser simplón.
Don Manolo a ver si coge usted recortes de su homologo en Los Realejos que la semana pasada convocó un pleno ordinario a las 7 de la tarde, eso es no querer ocultar nada a nadie, no como usted que los plenos nos convoca en horas que la gente trabaja para que nadie sepa los disparates que dicen su grupo de gobierno. Un saludo.
¡¡¡¡ay Diós Jaime!!!! lo has llamado homólogo....cuando se entere verás, que es muy sensible con las palabras que no conoce....¿cómo se te ocurrió llamarlo homólogo?
Don Manuel quiero hacerle una aclaración lo de homólogo no es un insulto según la RAE (Real Academia Española), que tampoco es un insulto, homólogo viene de homología que significa relación entre las personas que ejercen cargos iguales en ámbitos distintos, es decir que Don Oswaldo Amaro es su homólogo porque es alcalde como usted, él en Losm Realejos y usted en San Juan de la Rambla, se da cuenta qué no es ningún insulto.
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