¿UN ALCALDE MENTIROSO, INCAPAZ, MISERABLE, O LAS TRES COSAS?

Hoy, en la inauguración de la Feria de Artesanía, el alcalde nos volvió a deleitar con uno de sus típicos actos, con los que él pretende "emparejar" a aquellos que, a su entender, no le siguen a pies juntillas sus pasos. Para eso él es el jefe, el mandamás, el líder, el cabecilla, el cacique... Y pretendió emparejarme. Y lo hizo intentando ningunear al grupo socialista municipal, que presenció la inauguración desde el pequeño grupo de público que siguió el acto (casi había más gente en el escenario que debajo), al que no invitó a subir al escenario. Sí invitó a la consejera insular del PSOE Pilar Rodríguez, a quien le cedió su turno de palabra presentándola como "la consejera que nos representa en el Cabildo, la primera consejera de San Juan de la Rambla en el Cabildo". En ningún momento la presentó como representante del PSOE. Pareció que era un acto celebrado para gloria y honor de CC. De tal guisa fueron todos los discursos, de loa al acto y a las políticas de CC, con críticas implícitas a la política económica del PSOE, "que nos ha sumido en una crisis".

En el escenario no estaban los concejales locales del PSOE, sólo estaban la citada consejera, los concejales de AIS-CC, tres consejeros del Cabildo de CC, el viceconsejero de Agricultura del Gobierno de Canarias (CC) y el concejal de CC en la oposición del Puerto de la Cruz, Marcos Brito, que no sabemos qué pintaba allí. Todos juntos, luego, se fueron a celebrar, con la copichuela de rigor, la celebración. Los concejales del PSOE nos quedamos a ver la actuación de la agrupación folklórica local que cerró el acto, como es nuestro deber, y como hemos hecho siempre.
Ante esta conducta (de nuevo nuestra reclamación a la encargada de protocolo, doña Calu, por esta conducta antiprotocolaria) sólo nos queda decir
a) Que el alcalde mintió. Pilar es consejera en el Cabildo y es de San Juan de la Rambla, pero anteriormente, en el mandato pasado, estuve yo de consejera del Cabildo y creo que representé muy dignamente a mi municipio, pero también al resto de la isla, porque los consejeros tienen un ámbito insular. No dijo el alcalde que Pilar era consejera socialista, y ella dejó pasar la ocasión de hacer unas cuantas puntualizaciones, y tampoco lo reivindicó, por lo que pareció que el acto fue hecho para mayor gloria y honor de CC. Incluso la presentadora (la inefable contertulia de Pepe López en el canal innombrable) la presentó como ¡Pilar Parejo!, lapsus que no corrigió nadie y que me hizo recordar los actos fallidos de Freud.
En su afán de ningunearme, el alcalde se olvidó de que en el mandato pasado hubo otro consejero ramblero: Óscar Díaz, hijo de Cristóbal, miembro de una gran familia, muy apreciada en el pueblo. Oscar Díaz fue consejero de Ganadería y fue consejero de CC. En su afán de ningunearme a mí, también lo ha hecho con alguien de su grupo político, por lo que la falta ha sido doble. Si esta es la explicación, la pretensión de ninguneo, la respuesta al interrogante del título es que el señor alcalde, en esta ocasión, se ha comportado como un miserable. Siendo justos, ni siquiera puedo decir, y no lo diré hasta que el dato no lo tenga debidamente contrastado, que Oscar y yo hayamos sido los primeros rambleros consejeros del Cabildo. Habría que repasar la historia del Cabildo para decirlo.

b) Si no miente, entonces el alcalde es un incapaz, que por razones, posiblemente de su edad o de otras connotaciones personales, sufre en este momento de amnesia, y no recuerda que Fidela Velázquez MANUEL es ramblera por tres de sus cuatro costados (el cuarto, de La Guancha). Si esta circunstancia es la explicación (la incapacidad y la amnesia), yo le rogaría que rellene sus lagunas memorísticas consultando con su mujer, mi tía Pepa, hermana de mi madre, y con sus hijas, mis primas, las tres compartiendo conmigo ese apellido, Manuel, que se remonta en el municipio al siglo XVII, precisamente en el lugar conocido por Lomo de La Guancha, en que vivieron mi antepasados y los de ellas, y donde luego, en dicho fundo, el señor alcalde fabricó su casa y su taller, precisamente en virtud de su matrimonio con mi tía.

Después de decir que no ofende quien quiere, sino quien puede (es lo que le contesté a varios vecinos que se acercaron diciendo que había sido muy evidente su intención de ofenderme, haciendo que me ignoraba), también debo decir que, sea cual sea la explicación, esto es, que el alcalde miente (como suele ser habitual en él), o que es un miserable (conducta que suele tener con los que no le ríen las gracias) o que es un incapaz, o las tres cosas, este alcalde es indigno de representar al pueblo ramblero, pues cada una de las tres cosas por separado o potenciadas juntas, hacen que la mayoría de las pocas personas que estaban allí se sintieran ofendidas de tal representación. Y no sólo socialistas.