Porque aunque parezca mentira, después del incidente surrealista donde Don Marcos, el superconcejal, acusó a los vecinos de robarlo y Don Leoncio reconoció que lo tenía en su casa, el escudo (una maravillosa talla donada al ayuntamiento por el autor) sigue sin aparecer. ¿Será cierto que está en casa de Don Leoncio?. Y si es así, ¿lo tendrá colgado en el comedor para poder disfrutarlo él sólo?. Y si finalmente no lo tiene en su casa, ¿nos encontraremos ante otro de los expedientes X de este pueblo?... Señores desgobernantes, sea lo que sea, hagan el favor de devolver, lo antes posible, el patrimonio a sus legítimos propietarios, que son los vecinos y vecinas de San Juan de La Rambla.
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