PROTOCOLO

Pude tener hoy una larga conversación con mi amigo y ex-alumno Carlos, un magnífico joven caballero que acaba de terminar Relaciones Públicas y Protocolo en la Universidad Camilo José Cela. El experto en Protocolo es aquella persona que trabaja en algún Departamento de Comunicación, de Relaciones Públicas o de Protocolo de Administraciones Públicas, en general, e incluso de empresas privadas dedicadas a organizar actos, eventos, etc. Se ocupan, entre otras cosas, de las relaciones institucionales de los directivos, de organizar adecuadamente reuniones y eventos, de vigilar la imagen corporativa en impresos, documentos..., de coordinar los gabinetes de prensa y las relaciones con los medios. En general, de que la imagen institucional del sitio del que se ocupen sea la más adecuada, la más correcta posible. Carlos volvía de Madrid de presentar su proyecto de fin de carrera y coincidimos en el aeropuerto. Llevábamos tiempo quedando para un café con charla, y al final la charla fue larga, pero sin café, que un día de estos tomaremos. Hablamos largo y tendido de comportamientos privados y actos públicos. Y le consulté varias cosas y cada vez me doy más cuenta de que cualquiera no puede encargarse de según qué cosas, y que según quien te represente en esas circunstancias saldrá la institución mejor o peor parada. En San Juan de la Rambla llevamos tiempo padeciendo la inpetitud de quien hace algunas de las funciones que describo, mientras otras no son realizadas por nadie, o se encarga circunstancialmente a alguien a que haga, con más voluntad que escucha por parte de los políticos gobernantes, funciones de jefe de protocolo. Porque el alcalde y algunos adláteres hacen en este tema lo que les viene en gana. Llegan tarde a los actos religiosos y se meten en medio de las procesiones, a las que van inadecuadamente vestidos, o sólo para ser vistos, y no dejan de hablar en todo el recorrido. El alcalde mete a sus amigos en medio de su fila, sin preocuparse de que no es el sitio, sin vigilar que los concejales de su ayuntamiento estén donde deben estar, o incluso encargando que quiten de su lugar a los miembros de la oposición. Un totum revolutum, una casa de tócame Roque en la que convierten los actos, sobre todo en la fiesta de San José, en la que hacen todo lo posible por figurar y bloquear a quien considera que les quita protagonismo. Y las invitaciones son tan sesgadas que nunca, NUNCA llega la invitación de San Juan de la Rambla a aquellas instituciones no gobernadas por CC. Y nos da lo mismo. Nos da lo mismo incluso que omitan, de manera maleducada, trasladarnos a nosotros, que somos coprotagonistas de los eventos, su celebración. Pero su malcriadez , su zafiedad, su mala gestión del gobierno que hace que nuestro municipio encabece el ranking de la mala educación, eso si nos importa. Porque nuestros conciudadanos ni son así ni se merecen que otros los dejan mal. Y cada vez que hablan o actúan, nos dejan un poco en ridículo. Como no debe ser.