viernes, 10 de octubre de 2014

PARA INTERPRETAR UNA OBRA, HACE FALTA SABER Y PRACTICAR: EL CASO DE SJR


Hoy, un amigo músico me ha puesto un magnífico símil entre la música y la política en SJR y sobre nuestro propósito de no gobernar si no sacamos mayoría absoluta en 2015. En el grupo socialista hay dos músicos, pero no es ninguno de ellos. Este joven amigo me dijo algo que voy a relatar a mi manera.
En 2003, la que escribe estas líneas no sabía nada de música (política). El Cabildo fue un lugar magnífica para saber cómo funciona una institución local modélica. Pero, además, el director de orquesta que dirigió aquella obra, Antonio Martinón, fue un director excepcional. No sólo conocía y nos enseñó, solfeo, sino que tocaba varios instrumentos y actuaba de director, no en balde había estado en prácticamente todas las instituciones posibles. De su mano, aprendí que hay que saber el todo que se quiere para desarrollar las partes, aprendí a solfear, a dar pasitos en la composición y a aprender de todos y todas tras haber estudiado a fondo los temas. En definitiva, rigor, respeto y cercanía.
Cuando en 2007 llegué a SJR, me encontré todo lo contrario que había dejado en el Cabildo. No es que tocaran los peores músicos, es que los que gobernaban n o sabían ni solfeo. Poco a poco, todo el grupo socialista, ayudados por vecinos y vecinas, fuimos aprendiendo el solfeo, a tocar los instrumentos locales y, en 20011, ya estábamos preparados para presentar la partitura de la obra que queríamos tocar. Pero 3 votos hicieron que nos faltara un músico para la orquesta. Nuestros vecinos, cansados de personas que no conocían el lenguaje musical, ni sabían tocar ningún instrumento y mucho menos componer una obra, nos indicaron a un músico en solitario que decía que sabía tocar la flauta. En realidad 217 personas atestiguaron que algo sabía de música, muchos de ellos sin haberlo escuchado. De hecho, había dicho públicamente que consideraba a los que ocupaban el escenario malos músicos y que jamás tocaría con ellos. Y nosotros, cansados de malos músicos y de mala música, y creyendo que podíamos tocar nuestra obra con aquel músico, lo aceptamos en la orquesta. Y todos saben ya lo que pasó: ni sabía solfeo, ni conocía el instrumento, ni componía ni era capaz del trabajo colectivo que exige el poner en cartel una obra. En realidad, fue como la fábula: le sonó la flauta en 2011. Y todos saben cómo acabó el concierto. De nuevo los malos músicos, o peor, quienes no saben nada de música haciendo que tocan, sin partitura y sin dirección.
Quedan siete meses para las elecciones de 2015. Y aquí estamos, esperando que nuestros convecinos confíen en que quienes hemos dedicado muchos años a estudiar solfeo, a aprender a tocar los instrumentos y a componer una obra para SJR podemos tocarla, y poner, al fin, a SJR dentro del concierto general, donde hace muchos años que no está. Queremos interpretar nuestra obra para nuestra gente. Nos hemos preparado a fondo y hemos trabajado, ensayando duramente para que el resultado sea el mejor de los conciertos.  Sólo queremos que nuestros convecinos entiendan que no es bueno confiar en quien hace sonar por casualidad el instrumento. Porque nos exponemos a dejar la gran obra de SJR en manos de quien no ha estudiado música, ni ha trabajado para tocar un instrumento, ni ha pensado en SJR para crear una obra acorde. Y ese es el riesgo que no estamos dispuestos a correr. Por eso decimos que sólo gobernaremos si los vecinos confían en nosotros para tocar nuestra obra, que ha sido construida con la ayuda de todos. Después de todo lo que ha pasado, no es mucho pedir.

Gracias a mi amigo músico por el excelente símil. Ahí vamos a estar. Dirigiendo la obra o siendo espectadores de malos músicos y en muchas ocasiones, intentando que aprendan al menos a solfear. Preferimos, obviamente, lo primero. Por el bien de SJR.

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