miércoles, 31 de agosto de 2016

SESIÓN DE EMBESTIDURA

No, no me he equivocado. llamo embestidura a lo que, por su propia confesión, hubiera querido hacer Rajoy si no hubiera necesitado los apoyos de los socialistas.

Ayer argumenté como demócrata y hoy, además, argumento como socialista, añadiendo a las razones de nuestro NO una que es corolaria de las sesiones parlamentarias.
Sin terminar aún el turno de intervenciones previo a la votación (que se adivina fallida) de la investidura, he de decir que siento tristeza por la falta de altura política de quien, sin embargo, sigue obteniendo mayoría tras tres elecciones y un largo período de autoritarismo, incapacidad, recortes de libertades y de bienestar social e, incluso, de una suerte de ensimismamiento que le ha impedido concitar a su alrededor la mayoría suficiente para abordar el gobierno ¡dos veces!. Y no hablo de lo más grave, que es la corrupción generalizada en su partido, una organización investigada precisamente por esa generalización de la corrupción. No hablo porque quienes la censuran, más de trece millones de españoles, se separan horrorizados de ella, y los que no son los votantes del PP, que hagan lo que hagan les mantienen su confianza. Se les perdona todo. O se le perdona todo al candidato. La frase con la que replica la magnífica intervención de Pedro Sánchez, rigurosa y razonada, es de antología. Le viene a decir, para comenzar su intervención, que excepcionalmente lo ha tratado (Rajoy a Sánchez) con deferencia porque necesita su apoyo. Y le advierte que no abuse, como queriendo decirle que si no, lo embiste. Es decir, que si no fuera porque lo necesita, sus formas y su fondo (aunque tampoco fue suave) sería otro. Pues, señor embestidor, no me amenace. No amenace a nuestro secretario general y haga su trabajo. Todo estamos esperándolo. Pero usted, de nuevo, seguirá de vacaciones. Salvo cuando embiste. Y recuerde que los apoyos se negocian, no se exigen. Y negociar es negar el ocio. Ese ocio en el que parece permanentemente instalado. Por ello, también, se merece nuestro NO. 

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