martes, 29 de noviembre de 2016

EL PATINAZO DE PABLO MANUEL EN MATERIA DE FEMINISMO




¿ETICA DEL CUIDADO VERSUS EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES?
"Ante la importancia de los principios universales, la imparcialidad, los derechos individuales y la justicia de las teorías morales kantianas, la ética del cuidado enfatizó la importancia del contexto, la interdependencia, las relaciones y la responsabilidad concretas hacia las otras personas".
Vuelve a errar Pablo Manuel, metiéndose en el jardín del feminismo, cuando no sabe qué especies están sembradas ni como han evolucionado, se han injertado, han crecido, florecido o dado frutos. El feminismo es un largo constructo intelectual, históricamente modelado y desarrollado con intentos fallidos, logros, avances y retrocesos y mucha voluntad. Es imposible llegar y construir de la nada un pensamiento feminista artificial, pegado, no interiorizado. El sustrato del feminismo es distinto y distante del comunismo y del totalitarismo. No es fácil, pues, pero no es una excusa. Porque para no perderse en un jardín, lo mejor es no entrar.
El gran error de Pablo Manuel fue confundir peras con manzanas, el culo con las témpora, el fondo y la forma, lo cuantitativo y lo cualitativo. Es cuantitativo el hecho de la infrapresencia de la mujer en ciertas actividades humanas, por el techo de cristal y por la invisibilización de la mujer en ciertos ámbitos. De ahí la necesidad de empoderar a las mujeres y acudir a políticas compensatorias, magníficamente descritas y legisladas por la ley socialista de  Igualdad. Esas políticas compensatorias en ámbitos donde la presencia de la mujer es desequilibrada (política, altos cargos, consejos de administración..) no sólo han de ser obligatorias y vigiladas, sino que han de permanecer en el tiempo, porque han generado comportamientos humanos atávicos que hay que erradicar. Y de ahí el gravísimo error de Pablo Manuel cuando minimiza y relativiza su necesidad.
Es cualitativo, por el contrario, la ética del cuidado referida a la esfera  de lo público. Ahí, en esa definición, se hizo un lío. Es verdad que la referencia a la ética del cuidado no estuvo mal, aunque liada y un poco de andar por casa. Pero separar la necesidad de incorporar ese nuevo modelo ético, tradicionalmente vinculado a la mujer (aunque es una forma de discriminar a ciertos hombres que participan del modelo) de la presencia real de mujeres en puestos de poder  público para cambiarlos desde la visión del feminismo es un grave patinazo que demuestran desconocimiento e irreflexión. Es decir, y simplificando, las mujeres sólo podremos feminizar la política y los puestos de poder estando en ellos para implementar ese nuevo modelo. Si no estamos, no podremos. Por ello, don Pablo Manuel tiene que escribir cien veces que para actuar hay que estar. Y leer algo más de feminismo y de ética (no la de la razón pura, precisamente).

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