ENTERADOS, PAREJEROS Y SOBRADOS

Algunos pagarían por comprar los exámenes que les permitirían obtener un título. Olvidando que los títulos, como tantas otras cosas que valen la pena, sólo se obtienen tras largos y arduos años de trabajo y de sacrificio, y que nuestro sistema escolar y académico es un sistema sano, transparente, donde están los que son. Los títulos no se pueden comprar, mal que les pese.
No obstante, son especialistas en ofrecer oportunidades a medida a los suyos, con título (las menos de las veces) o sin él (las más de las veces), pagando de manera espúrea a los que les hacen los trabajos sucios o entran en su juego de intereses. Han pretendido formar un municipio a su imagen y semejanza. Querrían un pueblo como ellos. A los que les gusta engañarse a sí mismos, pretendiendo pensar y creer que se pueden comprar voluntades y servicios usando el erario público como si fuera su bolsillo particular.
La ignorancia, además, les hace sentirse tan sobrados de conocimientos y experiencia que se permiten el lujo de rechazar la contratación de servicios técnicos especializados o ignorar los que tienen en el propio ayuntamiento, con lo que toman decisiones inapropiadas, a destiempo, contraproducentes o simple y llanamente que son el hazmerreír de propios y extraños, particulares, medios de comunicación o instituciones.
En cualquier caso, estaríamos ante un grave problema de muchos años de gobierno (a mí me parece más bien que desgobierno) conducido desde la ignorancia más absoluta, que debe revertirse.
Cuando nos quejamos de que el municipio está a la cola de todos los de Canarias en las cosas buenas, lo que es lo mismo que decir que está a la cabeza en las malas (lo dice el propio alcalde), casi nunca recordamos que eso ocurre porque la ignorancia de unos desgobernantes que van de sobrados, porque creen sabérselo todo y no necesitar el asesoramiento de nadie, es supina.
Estos desgobernantes se engañan a sí mismos, pretendiendo engañar a los demás, fingiendo ser algo o saber algo, rezagando de manera inadmisible al pueblo con sus milongas, justo cuando la globalización, y la crisis que se produce mundialmente por esa globalización, hace que los empleos y las oportunidades sean tan volátiles como darle un clic a un ordenador para las personas e instituciones que han sido previsoras, cuanto más para esta situación nuestra donde se improvisa cada mañana por quienes han de tenerlo todo bajo control.
Cabe preguntarse qué es mayor en este estado de cosas, si la corrupción que supone al erario público no tener previsiones ni planes de inversión ni ideas para que algún otro lo haga, o la negligencia continuada de no reflexionar siquiera en las nefastas consecuencias que tal actuación está suponiendo al pueblo, donde lo único que se nos vende últimamente es humo, sustituyendo una malísima realidad por una ficción trufada de inauguraciones sin puestas en marcha (geriátrico), malas y burlescas celebraciones de hechos serios (beñesmenes), simulaciones fallidas de eventos que podrían alumbrar caminos empresariles interesantes (feturales), copias grotescas de otros eventos, a los que no se les dota de dignidad ni de entidad propia (ferias, romerías, …)
Pero ante ello, lo honrado es no mantener la ficción ni aparentar que no pasa nada, sino comunicar a los que nos rodean que estamos alarmados, que nos llena de alarma la situación actual, ante la que no se ve que se haga nada por mejorarla, y que al menos durará dos años y medio más sin hacer nada mientras la crisis nos come.
Alarma sobre todo que nuestros desgobernantes prescindan, una y otra vez, del asesoramiento profesional y técnico que les permita tomar decisiones adecuadas y decorosas, de forma que no nos sintamos avergonzados cuando sepamos de sus andanzas.
Si así lo hicieran, tendríamos plan de seguridad, porque alguna entidad lo hubiera hecho, y una tele innombrable no nos hablaría de plan de seguridad personificado en un alcalde armado con una pala.
Si así lo hicieran, las celebraciones en honor de nuestros ancestros se harían con el tiempo suficiente para buscar información y asesoramiento, de forma que los beñesmenes fueran actos de relevancia cultural y no el hazmerreír de columnistas de prensa de acerada pluma.
Si así lo hicieran, las informaciones que salen del ayuntamiento serían algo más que cuatro líneas mal escritas por un pseudoperiodista amañado, que no sabe ni usar las cámaras carísimas que ha hecho comprar al consistorio y que dan de sí material gráfico que cualquier niño de la ESO mejoraría con sus trabajos escolares.
Si así lo hicieran, cuidarían los eventos patrocinados por el ayuntamiento en las fiestas, haciendo que fueran algo más que fotos carísimas o eventos sin arraigo y poco respetuosos con las tradiciones, cuyo mérito último son las peleas y el desorden público.
Si así lo hicieran, cuidarían el patrimonio, y no realizarían intervenciones que son auténticos atentados al patrimonio de todos.
Si así lo hicieran, tendrían un plan de servicios sociales estructurado y con medios personales y humanos, y no actuarían a golpe de amistad o enemistad a la hora de determinar la procedencia o no de las ayudas.
Si así lo hicieran, procurarían la independencia de las asociaciones o instituciones del municipio, con lo que obtendrían asesoramiento gratuito de todas ellas y no fidelidades perrunas o personas que actúan como “la voz de su amo”, un amo ignorante, todo sea dicho.
Si así lo hicieran, las obras municipales serían más “técnicas” y menos “caprichosas”, incluído el PGOU.
Si así lo hicieran, los presupuestos tendrían el orden que deben en función de las prioridades marcadas y los planes de trabajo de los concejales (que existirían) y no serían la previsión de una mera relación de facturas ordenadas.
Si así lo hicieran, los técnicos, empleados, funcionarios y personal vario del ayuntamiento serían escuchados en sus ámbitos competenciales, y bien pagados, con lo que el asesoramiento estaría tan garantizado como ahora, que no se escucha, porque hablamos de profesionales excelentes, pero valorado y optimizado.

Pero no lo hacen. Siguen presumiendo de su ignorancia profunda, despreciando cualquier intervención o asesoramiento técnico y quedando como lo que son.
Unos enterados, parejeros y sobrados.
Como no debe ser.