LA GOTA QUE COLMA EL VASO. INDIGNACIÓN ANTE LA DESIDIA, EL DESINTERÉS Y LA IRRESPONSABILIDAD DE NUESTROS DESGOBERNANTES

Es una pena lo que viene pasando en nuestro pueblo con los bienes públicos. Pasan los meses y, lejos de remediar lo que se ha hecho mal, es más de lo mismo. El silencio programado de los cementerios que le gusta a AIS-CC calla cualquier revuelo por la desidia, el desinterés y la irresponsabilidad de estos desgobernantes, pero no hace que los hechos n existan y sean alarmantes. Pasan los años y se repiten los incidentes que hacen que se tengan que reponer los bienes públicos, sin que nadie se responsabilice ni se dé por aludido. En nuestro caso, la desaparición de bienes públicos en el último robo, de hace pocos días, el edificio del Ayuntamiento de San Juan es la gota que colma el vaso. Es la nuestra una indignación que debía ser indignación ciudadana, indignación que debía movilizar a los rambleros y rambleras para exigir seguridad y más seguridad. Seguridad física, que no está garantizada, como tantas veces hemos denunciado, y ahora, seguridad jurídica, porque a saber qué datos contenía el ordenador robado y a manos de quién habrán pasado esos datos. Censos, informes confidenciales de servicios sociales, ¿quién nos garantiza ahora en qué manos se encuentran nuestros datos personales?. Todo ello, además y al margen de la pérdida física, que sigue sin estar garantizada por nuestros desgobernantes. ¿Hay medidas de seguridad? ¿Hay seguro? ¿Hay denuncia? ¿Hay reclamación a los seguros? ¿ Hay asunción de responsabilidades?¿Hay alguien, como en el chiste?. Lo único que sí que parece haber, después del robo sin resolver de los ordenadores de la Casa de la Juventud de La Vera es unas grandes dosis, que lo ocupan todo, de desidia, irresponsabilidad y negligencia, muy bien pagada, eso sí, con el dinero de todos. Lo más curioso de todos es que a estas alturas de la democracia aún siga siendo un gran secreto oficial que ha pasado en cada uno de estos casos de desaparición de elementos patrimoniales del ayuntamiento (por cierto, sin inventariar, porque ho hay inventario, muy curioso, ¿no?) y que hagamos permanentemente preguntas sin respuesta. Como dice un querido anónimo, con el atinado refrán de nuestra gente: “predique padre, que por un oído me entra y por otro me sale”.
¿Por qué no se ponen todos los papeles del seguro y de la denuncia sobre la mesa? Algo inconfesable tiene que haber para que la oposición no tenga acceso a una elemental póliza de seguros. ¿No existe?. Otra irresponsabilidad.
No somos optimistas. Este tipo de “robos”, “desapariciones” de lo público se vienen repitiendo desde hace mucho tiempo, y nunca se ha tomado una medida eficaz al respecto. Los mismos males con los mismos desgobernantes al frente, al mando de un barco que no saben gobernar.
Lo único que nos queda es la impotencia, la rabia, la pena de muchos de los testigos impotentes de este estado de cosas, que son nuestros convecinos que no puede, no saben, no se atreven a denunciarlo, y que se hartan y se aburren de unos desgobernantes ineptos al frente de un pueblo que se viene debajo de desidia y abandono. Las víctimas siempre son las mismas: los vecinos y vecinas que no se merecen estos desgoberantes, que si alguna vez cometieron algún pecado, que no creo porque si hay un pueblo noble es el ramblero, ya lo han pagado con creces. A nosotros, lo que nos queda es la indignación. Y no sólo por la gestión de lo público, que es nefasta, sino por el empecinamiento en ocultar la información. Con vecinos amordazados, con controles exhaustivos por la paranoia de que existen filtraciones de dentro del ayuntamiento (les puedo asegurar que no existen, porque jamás usaré a nadie poniendo en peligro su puesto de trabajo con “jefecillos” que confunden lo público con su finca particular) es difícil, pero no imposible, enterarse de lo que acontece dentro del ayuntamiento, de lo que pasa con lo público. Lo que les gusta a estos desgobernantes es el bozal. Pero siempre se sabe, todo al final se sabe
Para acabar, y dedicado a la persona que me acusa de demasiada seriedad y aburrimiento en mis últimos artículos, una anécdota.
Estábamos en un Pleno. Se trataba del patrimonio municipal y de cómo tiene el ayuntamiento abandonado el edificio municipal de la Alhóndiga, con ventanas con cartones desde que hace años robaron en el edificio (¡si, otro robo!). Don marcos defendía tenerlo así porque “a la gente de abajo no se le puede dar cosas porque son unos vándalos”. Yo objeté airadamente esa situación, porque ningún vecino es vándalo, y él me preguntó reiteradamente por el escudo de madera tallada que estaba en el Ayuntamiento, que según él, había sido robado “por los vándalos de abajo”. Tras un intenso debate donde don Marcos aseguraba que lo había robado alguien de abajo y yo aseguraba que no, y que el responsable último de ese patrimonio era él, don Leoncio levantó su mano y dijo audiblemente “el escudo lo tengo yo”. Demostrando la desidia, el desinterés y la descoordinación del grupo de desgobierno. Sin comentarios, ¿no creen?.