¡A LA BIBLIOTECA... PERO DE OTRO PUEBLO!

Cuando hablo de Biblioteca, y cuando hable en el futuro, no puedo, podré menos que recordar a mi admirado Arcadio Diaz Tejera, el senador socialista por Las Palmas, y su grito de guerra frente a incomprensiones y desprecios varios. Su grito de guerra de "A la biblioteca", como el sereno refugio de quien no quiere entrar en ninguna guerra, sólo sacarle partido a lo más intrínsecamente humano, que es la capacidad de aprender, me llegó al alma y me impactó cuando se lo reiteró a los alumnos de mi instituto.

Nuestro pueblo tiene una Biblioteca. Está en el Francisco Afonso Carrillo. Siempre hemos solicitado la ampliación de horarios, sobre todo en épocas de exámenes, para ayuda de los muchos estudiantes que tenemos en el municipio. Ni caso nos han hecho. Por eso, muchos de nuestros jóvenes tienen que ir a municipios vecinos para poder estudiar y consultar. Esa es una de las razones, la insuficiencia horaria. Pero no la única. Otra es la escasez bibliográfica y de medios de consulta. Tampoco ésta es la única. La tercera, importantísima, es la coexistencia de distintas edades en el mismo recinto, incluida la ludoteca. No es lo mismo estar en un recinto para jugar que para estudiar. Esta verdad tan obvia parece no ser entendida por los políticos que organizan un recinto tan importante como la única biblioteca del pueblo, con una visión tan miope, tan reduccionista, y tan raquítica, que no le concede a cada edad y a cada necesidad, su espacio propio y los necesarios recursos humanos. Visión miope, o no entender ni papa de lo que significa estudiar. Así que, con esta explicación, entenderán por qué nuestros estudiantes, los que pueden, emigran a La Guancha o al Realejo para estudiar. Porque en este pueblo, los que organizan, que son los políticos, demuestran a las claras que de estudio, no tienen ni idea. Ni falta que les hace, parece que les oigo decir.