MAÑASMEN

Gracias al amigo que, hablándome del Beñesmen, calificó a estos desgobernantes de MAÑASMEN, aún haciendo hincapié en que el Men de hombres no es tal, porque las mañas que usan no son propias de hombres.

Estos personajes que nos desgobiernan, por sobrevivir, por conservar los sueldazos mensuales, se caracterizan por ser personajes sin moral ni principios, sólo malas mañas. En su momento, los ciudadanos deben recapacitar si se merecen estar a cargo de nuestro municipio. Y actuar en consecuencia. Habrá que aspirar a que nos gobiernen personas que actúen por el bien del pueblo y no de su bolsillo, con sensatez y no como descabezados, con una medida sabiduría y no como ignorantes que actúan con atrevimiento (ya se sabe que la ignorancia es lo más atrevido que hay).

Es esencial recordar lo que de padres a hijos se nos transmitió en el pasado: no creer a la gente que ofrece lo que no tiene ni tiene intenciones de dar, ni caer en las garras de nuevo de zalameros y aduladores. Insaciables en sacarles dinero a la gente (recordemos cómo han subido la contribución y cómo se embolsan ese dinero para costear sus sueldos y sus ocurrencias), despilfarrando los enormes capitales que han llegado de otras administraciones en obras sin sentido, mal hechas, mal ubicadas y repetidas, en lo que es el mayor despilfarro público que haya ocurrido en municipio alguno. Lo más terrible y lo que explica su forma de actuar y su conducta, es su total ausencia de moral y de principios. La única regla válida para ellos es no tener reglas, atacar al que amenaza su sueldito, con mentiras si es necesario, actuando de acuerdo a su conveniencia y a sus circunstancias. Lo que es malo ayer (mociones denegadas al PSOE) se convierte en bueno hoy (por arte de birlibirloque, de repente se ejecutan las obras denegadas), se improvisan reglas en el camino. Y todas, todas las reglas se diseñan con el objetivo único de machacar a Fidela. No matan porque no se puede, pero amenazas ha habido muchas de la boca de afines.

El no respetar la palabra comprometida parece que se ha convertido en sus señas de identidad, y ahora los vecinos los conocen por el elevado grado de incumplimiento de las promesas, incluidas las electorales (hagan el ejercicio de leer sus programas anteriores y verán en qué han quedado las promesas). Acoso y derribo al que les molesta, ése es su lema, y así lo han demostrado con empleados que en algunos casos les han llevado a los tribunales con éxito. Eso hacen con los probos empleados municipales, porque a los sinvergüenzas les premian con puestitos a dedo y les consolidan en esos mismos puestos o en otros, a cambio de que agredan, insulten o amenacen a la portavoz socialista, enemigo a batir, llegando a pagar a un inútil para que casi en exclusividad haga esa labor (léase pseudo). Y no importa que con buenas palabras se les haga recaer en el grave perjuicio que esta actividad violenta desencadena en el pueblo: persisten en las formas deleznables descritas, todos a una, unos porque las diseñan y las ponen en práctica y otros, cómplices con su silencio. Y les da igual echar mano del erario público, en época de crisis, para pagar saraos y comilonas mientras la gente del pueblo se lo pasa mal. Les da igual. Pagan con el dinero de todos actos electoralistas y pagan a voceros de medios de comunicación, condenados por maltratadores los voceros y absolutamente rechazados por periodistas y personas de buen vivir los medios, haciéndonos pasar vergüenzas a los rambleros, pero también despilfarrando nuestro escaso dinero en cometidos que ningún bien le hacen al pueblo. Y esto no le vale de nada al pueblo. A San Juan de la Rambla lo que le vale, en este momento, es un gobierno formado por personas sensatas, razonables, con la madurez suficiente como para sacar este pueblo adelante y ponerlo en el lugar que le corresponde en la isla y en la comunidad, que sea conocido por la bondad y calidad de su gente y no por la mala representación que sus gobernantes ofrecen. Personas formales y documentadas, que no hablen por hablar y que sepan que se traen entre manos, y que cuando hablen digan lo que deben decir, y no se dediquen a hacer marrullerías. Y son esas marrullerías las que dan origen al título de este comentario. Vuelven a la carga con sus antigua mañas. Calumnian a través de los micrófonos del asesor del alcalde, el pseudo, diciendo MENTIRAS sobre los socialistas, sin que nadie ponga coto a esas mentiras. Ya lo hizo en 2007, involucrando en sus malas mañas a jóvenes del pueblo, a los que si no fuera por la natural contención que me da la edad, podía haber puesto en mala situación (¿Recuerdas, Jeray, cuando la jueza quiso detener el juicio para darme la oportunidad de denunciarte por denuncia falsa? ¿Dónde estaba el pseudo?). Y ahora lo hace pretendiendo desacreditarme con asuntos con los que ya no engaña a nadie. Por ejemplo, ¿Quién se va a tragar que yo, o cualquier persona, pueda hablar contra un hijo? Pues eso es lo que dice que yo hago: hablar en contra del instituto, cuando todo el mundo sabe lo que luché por él y todo el mundo sabe que me fui porque este pájaro y sus amos manipularon a un grupo de jóvenes en mi contra el curso en el que quise trabajar de nuevo en el centro. Si me quedo, me acosan, amenazan y amargan la vida; si me voy, no quiero a los jóvenes del pueblo. Así son estos de MAÑASMEN. Y otra de las maniobras que han hecho es volver a la carga con anónimos en los que se atacan a sí mismos para hacer ver que somos los socialistas. Cada vez que hay elecciones lo hacen. Apurados han de estar cuando empiezan con sus MAÑASMEN tan pronto.

Desprestigiados después de tanta mala acción, chismosos que hacen correr infundios, mentiras y calumnias sobre los que ellos consideran sus enemigos, sean quienes sean, la pregunta es: ¿Querrían ustedes dejar a sus hijos en sus manos de ellos, para que se pareciesen a ellos? Reflexionen, queridos lectores…