El mejor modo de tratar las
cuestiones políticas, entendiendo la política como la cosa pública, es decir,
lo que nos concierne a todos y todas, es con la participación. Esto empieza creyendo
firmemente que toda persona deberá tener acceso adecuado a la información desde
las autoridades públicas, así como la oportunidad de participar en los procesos
de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y fomentar la
sensibilización y la participación del público poniendo la información a
disposición de todos. Esto supone el fomento de la participación de todos los
sectores y sensibilidades de la sociedad en sus diferentes actos, fomentando el
debate, la reflexión, la relación y la comunicación entre los mismos. A pesar
de que la Administración ha buscado, y sigue buscando, medios para mejorar su
relación con la ciudadanía aportando más información y fomentando la
participación, existe una mayor demanda por parte de los ciudadanos de incidir
en la toma de decisiones concretas. No obstante, las propias instituciones han
mostrado una baja capacidad de respuesta a esta demanda debido a la complejidad
creciente y continua de la realidad, a las rígidas estructuras de las
administraciones públicas, al aislamiento de la clase política y su profesionalización
que desvincula a lo largo del tiempo a los políticos de la ciudadanía y, en
muchas ocasiones, a la falta de confianza en los procesos participativos como
auténtico cauce para la resolución de los problemas comunales que desemboca en la
ausencia de sistemas adecuados para que la ciudadanía exprese sus opiniones y
preferencias sobre cuestiones concretas.
La falta de confianza en la
participación o el temor a un sistema cuando menos desconocido, han hecho
esgrimir diversas razones que van desde que la ciudadanía no tiene interés en
la participación, a que la representatividad se adquiere de voto en voto y de
urna en urna, pasando por disculpas tales como que lleva demasiado tiempo o que
los foros son lugares que, si no me gustan, pueden calificarse de lugares de
manipulación de la opinión pública. Estos argumentos muestran los temores que
poseen los propios gestores de lo público ante estos procesos de participación que,
unidos al desconocimiento e incertidumbre de las Administraciones respecto a
las metodologías de participación social que emplear, la falta de antecedentes cercanos
y posibles malas experiencias, provocan el miedo, por parte de los representantes
políticos, al fracaso.
No obstante, y en cumplimiento de
una de nuestras propuestas electorales, empezamos en SJR a desarrollar la
participación ciudadana, por otro lado largamente experimentada por nuestro
partido desde que estábamos en la oposición, creando los cauces institucionales
para que esta participación esté regulada. Las razones que justifican la
apuesta por la participación ciudadana, a grandes rasgos, son los siguientes:
Promueve un cambio de actitudes y
de mentalidad sobre la democracia y la participación, así como el papel de la
ciudadanía y el ejercicio activo de derechos y deberes. No se puede llevar a
cabo iniciativas políticas o de gestión exclusivamente mediante medidas
legislativas, fiscales, políticas, ni campañas informativas y educativas, sino
que requiere de la implicación de la ciudadanía en el diseño, decisión,
consecución y vigilancia de los planes, programas y acciones que se decida
emprender. Nadie sobra, o lo que es lo mismo, muchos ojos ven más que dos. Para
obtener actitudes democráticas y participativas se necesita que la sociedad,
además de ser consciente de los problemas locales y globales, adquiera una
verdadera conciencia y para ello se requiere una implicación y un compromiso ético.
Es precisamente, mediante esta participación ciudadana por donde puede encauzarse
esta implicación de la ciudadanía en los problemas comunes del municipio y se
pueden desarrollar acciones y actitudes solidarias e integradoras.
Permite la obtención de
información precisa. Los programas y actuaciones que se realicen no tendrán el
éxito esperado si no se poseen una información particularizada sobre las necesidades
reales de la población y sus problemas, y tampoco se puede aspirar a la
colaboración ciudadana si los ciudadanos no reciben la información suficiente.
• Mantenimiento y vigilancia. La
participación ciudadana es indispensable para el desarrollo de un eficaz
sistema de vigilancia y mantenimiento, ya que los habitantes y ciudadanos son
los primeros que van a detectar irregularidades, fallos, averías, inconvenientes,
desperfectos, etc. que se podrán solucionar más eficazmente mediante los
mecanismos que estén previstos, así como alertar a los responsables. Un
desarrollo de la participación ciudadana provoca que los planes y políticas emprendidas
se sientan como propios y, por tanto, que los ciudadanos hagan un buen uso de las
infraestructuras, servicios, etc. como si fueran propios, así como alertar a
tiempo de los posibles contratiempos o desperfectos.
Por ello, apostamos por la
democracia participativa, entendiendo que desde el ayuntamiento hay que
propiciar la participación de todos los sectores y edades, en órganos de
representación sectoriales y a través de los propios órganos de cauce y
participación política institucional y a través de todos los resortes que seamos
capaces de establecer. Las asociaciones son muy importantes, pero no abarcan a
toda la ciudadanía, por lo que no pueden basarse todos los órganos y formas de participación
en la existencia de estas asociaciones, a pesar de que representen a muchas de
las sensibilidades de la sociedad civil. Por ellos planteamos todas las formas posibles
de participación general, para que llegue a toda la ciudadanía y no únicamente
a aquella parte comprometida con los fines de una específica asociación.
Si somos capaces de encauzar a
través de sus intereses, franjas de edad o potencialidades a la ciudadanía y de
acercar sus necesidades e inquietudes a las decisiones políticas, estamos
convencidos que una profunda democracia impregnará a nuestra sociedad, y
seremos mejores ciudadanos, más críticos y por lo tanto, más libres. En ello
confiamos y para ello trabajamos. Va por ustedes.
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