DANI, VA A SER QUE NO

Estas semanas tengo colmada mi capacidad de asombro. Maldades, traiciones y, hoy, una llamada telefónica insólita, ante la que me quedé estupefacta. Dani Montesdeoca me llama para entrevistarme en Radio Realejos. Dani, el intoxicador mediático, el anticomunicador, el pseudoperiodista… pretendiendo entrevistarme. Uno de los miserables del más miserable programa de la TV más miserable, pretendiendo entrevistarme. Un personaje tan miserable que ni siquiera en el realismo literario hubiera sido posible inventarlo, me llama con la pretensión de entrevistarme. Un tipo que contribuye a la degradación mediática en una basura sensacionalista televisiva cuya opinión se circunscribe a la cuenta de resultados. Para más inri, y como no puede ser de otra manera, parte de nuestra clase política entra en el juego, y por eso sobrevive, y tienen relaciones íntimas con esta gentuza, en una nueva demostración de que la esencia de nuestra democracia se pervierte cuando entran en juego estos personajes y logran que mande una élite sin el pueblo y contra el pueblo, compinchados entre sí. Lo que está claro es que se puede deducir la profunda red de clientelismos entre ciertos políticos y estos intoxicadores mediáticos. Nada nuevo, por otra parte.

Pues mire, don Dani, va a ser que no. Que usted no tiene categoría moral, ni personal, ni profesional para entrevistar a una servidora. Que debería tener vergüenza y no llamar a una servidora a su teléfono. Que mejor se lavara con lejía la lengua antes de pronunciar mi nombre. Y que se puede meter su entrevista por donde usted guste. Que usted es un excremento mediático, aunque vaya tan ufano. Que los que le pagan le sigan pagando, pero que la que suscribe esto, ni se deja entrevistar por usted ni acepta, para nada, que usted tenga algún crédito o categoría alguna para hacerlo. Y que, en lo sucesivo, diga usted incrementado, todo lo que ha dicho de mi… multiplicado tantas veces como usted quiera. Pero, mire usted,  no va a conseguir entrevistarme.  Porque yo la valgo (la dignidad). Y usted no.