El lamentablemente truncado
proyecto socialista, en materia de empleo, iba más allá de suministrar un
empleo precario por pocos meses a las personas, si es como el que se reparte
estos días en el ayuntamiento, sin ni siquiera ofrecer el bálsamo de algún mes
de paro. Nuestro proyecto no se quedaba
en eso. Pretendía combinar educación, formación, empleo (y ojalá hubiéramos
podido involucrar a los Servicios Sociales, en manos del PP) mediante buenas
prácticas para la mejora de la empleabilidad en los ámbitos citados a través de
un enfoque integral. Poco a poco le fuimos dando forma e hicimos confluir educación
y formación en el ámbito de desarrollo local, y paulatinamente también, el
sector primario (medio ambiente y agricultura) y hubiese sido bueno hacerlo
también con comercio, (en manos del PP, que no mostró nunca el más ligero
interés por lo que se hacía).
¿Cuál era el fundamento para este
trabajo conjunto y de confluencia de áreas?
Hagamos una recapitulación de la
situación actual. Los cambios producidos en las últimas décadas en los mercados
de trabajo han supuesto un gran avance para la sociedad actual. Estos avances
son una gran fortaleza, pero consisten en un gran obstáculo para una población que no tiene la
formación inicial requerida en muchos ámbitos o cuya evolución profesional no
le ha permitido ponerse al dia en los vertiginosos cambios que se han producido
en los últimos tiempos. Por otro lado, aparte de la formación, la capacidad
para afrontarlos es una aptitud necesaria para cualquier persona que quiera
permanecer en el mercado de trabajo, tanto para mantener su empleo como para
cambiar o para alcanzar uno dentro del escaso mercado actual. Para ello es
necesario realizar ajustes con el fin de adaptarse. A nuestro entender, esos
cambios se basan en tres ejes
principales: la promoción de las políticas activas de empleo, el desarrollo de
los sistemas educativos y, en el caso del ámbito competencial de los ayuntamientos, de ajustar un informe
sistema de formación, caótico y desordenado, en formación para la empleabilidad
y el empleo, y el trabajo desempeñado desde los servicios sociales con las
personas con mayores dificultades de empleabilidad.
Por ello, apostamos por integrar
lo existente dentro de Desarrollo Local, promoviendo acciones bajo el paraguas
de la Universidad Popular y ofreciendo acciones formativas integrales, que formaban
desde aprendices hasta técnicos de elevada cualificación, como pasó con el
Proyecto Nivaria, de formación en prevención de incendios y medio ambiente, lamentablemente
suspendido. Además, la formación debe tener un espacio físico donde ofrecerse,
espacio que no existe en nuestro municipio. De ahí el proyecto de Centro de
Formación y Vivero de Empresas de Las Toscas y la reconversión de parte del
espacio del recinto ferial en Centro de Formación e Interpretación Medioambiental
y recinto de residencia de los alumnos en situación de simulación de la
realidad. Ambos proyectos de espacios físicos, proyectados, cuantificados y en
un caso provisto de presupuesto (Las Toscas) y en el otro proyectado y
presentado a una convocatoria europea (Recinto Ferial) fueron desechados, y el
primero, un edificio patrimonio municipal, permanece ranurado y abandonado
esperando a las lluvias para que se venga abajo, y el segundo será escenario,
como única actividad anual, de la siega y la trilla, un evento que en absoluto
tiene que ver con la promoción de la agricultura del cereal, sino con una más
de tantas fiestitas que con cualquier motivo montan los actuales gobernantes.
Ante esto, seguimos afirmando que
el proyecto emprendido da respuesta a las necesidades de empleo de la población
mejorando su empleabilidad a través de la formación, además de ofrecer empleo a
corto plazo. Por eso mantenemos esta apuesta de futuro como proyecto para SJR.
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