Hoy, un amigo músico me ha puesto
un magnífico símil entre la música y la política en SJR y sobre nuestro
propósito de no gobernar si no sacamos mayoría absoluta en 2015. En el grupo
socialista hay dos músicos, pero no es ninguno de ellos. Este joven amigo me
dijo algo que voy a relatar a mi manera.
En 2003, la que escribe estas
líneas no sabía nada de música (política). El Cabildo fue un lugar magnífica
para saber cómo funciona una institución local modélica. Pero, además, el
director de orquesta que dirigió aquella obra, Antonio Martinón, fue un
director excepcional. No sólo conocía y nos enseñó, solfeo, sino que tocaba
varios instrumentos y actuaba de director, no en balde había estado en
prácticamente todas las instituciones posibles. De su mano, aprendí que hay que
saber el todo que se quiere para desarrollar las partes, aprendí a solfear, a dar
pasitos en la composición y a aprender de todos y todas tras haber estudiado a
fondo los temas. En definitiva, rigor, respeto y cercanía.
Cuando en 2007 llegué a SJR, me
encontré todo lo contrario que había dejado en el Cabildo. No es que tocaran
los peores músicos, es que los que gobernaban n o sabían ni solfeo. Poco a
poco, todo el grupo socialista, ayudados por vecinos y vecinas, fuimos
aprendiendo el solfeo, a tocar los instrumentos locales y, en 20011, ya
estábamos preparados para presentar la partitura de la obra que queríamos
tocar. Pero 3 votos hicieron que nos faltara un músico para la orquesta.
Nuestros vecinos, cansados de personas que no conocían el lenguaje musical, ni
sabían tocar ningún instrumento y mucho menos componer una obra, nos indicaron
a un músico en solitario que decía que sabía tocar la flauta. En realidad 217
personas atestiguaron que algo sabía de música, muchos de ellos sin haberlo
escuchado. De hecho, había dicho públicamente que consideraba a los que
ocupaban el escenario malos músicos y que jamás tocaría con ellos. Y nosotros,
cansados de malos músicos y de mala música, y creyendo que podíamos tocar
nuestra obra con aquel músico, lo aceptamos en la orquesta. Y todos saben ya lo
que pasó: ni sabía solfeo, ni conocía el instrumento, ni componía ni era capaz
del trabajo colectivo que exige el poner en cartel una obra. En realidad, fue
como la fábula: le sonó la flauta en 2011. Y todos saben cómo acabó el
concierto. De nuevo los malos músicos, o peor, quienes no saben nada de música haciendo
que tocan, sin partitura y sin dirección.
Quedan siete meses para las
elecciones de 2015. Y aquí estamos, esperando que nuestros convecinos confíen
en que quienes hemos dedicado muchos años a estudiar solfeo, a aprender a tocar
los instrumentos y a componer una obra para SJR podemos tocarla, y poner, al
fin, a SJR dentro del concierto general, donde hace muchos años que no está.
Queremos interpretar nuestra obra para nuestra gente. Nos hemos preparado a
fondo y hemos trabajado, ensayando duramente para que el resultado sea el mejor
de los conciertos. Sólo queremos que
nuestros convecinos entiendan que no es bueno confiar en quien hace sonar por
casualidad el instrumento. Porque nos exponemos a dejar la gran obra de SJR en
manos de quien no ha estudiado música, ni ha trabajado para tocar un
instrumento, ni ha pensado en SJR para crear una obra acorde. Y ese es el
riesgo que no estamos dispuestos a correr. Por eso decimos que sólo
gobernaremos si los vecinos confían en nosotros para tocar nuestra obra, que ha
sido construida con la ayuda de todos. Después de todo lo que ha pasado, no es
mucho pedir.
Gracias a mi amigo músico por el
excelente símil. Ahí vamos a estar. Dirigiendo la obra o siendo espectadores de
malos músicos y en muchas ocasiones, intentando que aprendan al menos a solfear.
Preferimos, obviamente, lo primero. Por el bien de SJR.
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