LA HORA DE LOS FUNCIONARIOS I
Siempre que hablo de funcionarios
me acuerdo de las palabras que los denominan en inglés: Civil Servant,
servidores civiles, de la sociedad civil. Esa definición completa y mejora la
definición en España, que se limita a decir que un funcionario es una persona
que desempeña un empleo público, y cumple funciones dentro de un organismo del
Estado. Realmente, cumplir funciones
dentro de un organismo del Estado significa, y es el compromiso que se adquiere
cuando se asume el estatus de funcionario, cumplir y hacer cumplir las leyes de
ese Estado, cuya ley de leyes es la Constitución. En realidad estamos ha blando
del núcleo fundamental de la administración del país, su corazón, las patas de
la silla, las paredes de una casa que puede cambiar de muebles, pero su
estructura permanece.
Ese es el gran reto a partir de
hoy en Cataluña. El cumplimiento de la ley por parte de los funcionarios. Una
ley que, pese a que hay una aparente contradicción entre diversas normas de las
últimas semanas, está claro cuál es el sentido del cumplimento: la Constitución.
Todo lo que viene amparado por el cumplimento de la Constitución es lo que debe
enmarcar la conducta de los funcionarios. Todo lo que se ha apartado y se
aparta de ese respeto constitucional, debe ser rechazado. Puede haber
contradicciones en la recepción de órdenes, pero la discriminación entre cuál
se debe cumplir y cuál no, no es electiva ni tiene que ver con la posición
política del funcionario. Tiene que ver con el orden constitucional y con lo
emanado del correspondiente Tribunal al respecto y las decisiones del Ejecutivo
para su cumplimiento. Todo lo anterior que digo, con ser obvio, lo digo porque
en los últimos días mucha gente me ha preguntado sobre lo que iba a acontecer a
partir de ahora en Cataluña ante la posible dualidad de gobierno. Y mi respuesta
ha sido: es la hora de los funcionarios, y depende de su asunción y formación
como servidores de la cosa pública, estas jornadas serán constructivas para
Cataluña o seguirán ahondando en el proceso de la destrucción. Pero yo confío,
como siempre lo he hecho, en la función pública, en los funcionarios, en los
servidores civiles que son los que en realidad, con políticos o sin ellos,
hacen funcionar al país. Y como confío en ellos, creo firmemente en que este
período transitorio va a ser de reconstrucción
y de camino firme hacia la Cataluña que nunca debió dejar de ser. Esa
que el resto de España admiramos, queremos y ansiamos seguir admirando y
queriendo. Será, seguro, así.
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