Tardó Salvadorcillo en mandar a El Dia la noticia de la sentencia del caso de las empujadoras, como ya son conocidas en el pueblo. Estaba el hombre de vacaciones, salvo para hacer entradillas con nombres supuestos en los medios que permiten comentarios. Y manda la noticia a su conveniencia: nada de que la jueza no puso en duda, en ningún momento, mi declaración ni lo que aconteció, sino que supuso, y lo dice claro, que fue en el fragor de la procesión. No hay calles estrechas en la Vera, sobre todo no es estrecha la que confluye en la plaza, y la jueza no lo sabe y se basa en ese hecho para sentenciar, pero sí lo saben los vecinos: saben que no hubo motivos de calles, estrecheces o afluencia enorme de público para empujar, y que sí se empujó. Nadie, ni siquiera la jueza, ha puesto en duda los empujones. No lo pone en duda la jueza, sino que busca alguna razón para que los empujones se hubiesen producido. Dice no probado que el alcalde las mandara, pero no dice que no pudiera hacerlo. Así las cosas, prefiere absolver. Yo hubiera hecho otro tanto: in dubio, pro reo, dice la más elemental de las normas judiciales.
Pero, como ya he dicho, el objetivo que yo perseguía está cumplido:
a) Queda como antecedente el hecho, para que conste si se les vuelve a ocurrir acciones similares
b) Se han extremado las medidas de vigilancia de la policía local, que ha tenido ya que actuar para evitar que las mismas personas perpetraran más veces su felonía
c) Tienen constancia tanto la Guardia civil, como la Subdelegación del Gobierno, a los efectos oportunos.
d) La más importante: muchos vecinos y vecinas del pueblo, que vieron los hechos, saben que son ciertos y lo corroboran.
e) Queda constancia que una situación así es constitutiva de delito, porque la Guardia Civil la remite al juzgado.
El Dia se lee en la isla. Los vecinos y vecinas que presenciaron la mala acción son vecinos y vecinas nuestros y son ellos los que juzgan, en función a lo que vieron, la acción. Y ante ellos, la sentencia es clara: el alcalde me aisló, quitando a su mujer del medio, mandó a las empujadoras, se rió de su propia gracia con Marcos y festejó con ellas el hecho al término de la procesión. Ese es el veredicto de las muchas personas que vieron la cosa y es vox populi entre los vecinos y las vecinas. Es decir, que las personas involucradas han quedado, en el sentir popular, como malas personas, aunque la jueza las absolviera, de lo que me alegro. Sobre todo por las mandadas, que no son más que eso, mandadas. En este pueblo, los que pagan suelen ser los mandados, y los políticos instigadores suelen quedar impunes. Este alcalde, por ejemplo, que alguna vez debería explicar por qué tiene tantos juicios con vecinos por agresiones, y si eso tiene algún paralelismo con otros alcaldes.
Pese a todo, pues, me alegro de que la jueza, desde lejos, tenga que sentenciar, ante la duda, eso: que podría ser que los empujones fueran a causa de la densidad del público y de la estrechez de las calles. La sabiduría popular, ante los hechos, ya sentenció hace tiempo. Y el alcalde está empezando a ocupar el lugar que le corresponde, como un alcalde agresivo, y las empujadoras son conocidas como eso: como empujadoras.
1 comentario:
Bueno, bueno bueno, ¿ y no se dan por satisfechos que hayan sido llevados ante los tribunales por tamaña fechoría? ¿ Y que además vayan y lo hagan público en los medios de comunicación...? pero que igggggnorantes son. Si una gran mayoría del pueblo sabemos los encontronazos que ha tenido este sr con la justicia, con variados vecinos...
¿Será posible tamaña altivez?¿Se creerán impunes deespués de que todos sabemos y conocemos los actos y los hechos? Dios baja del cielo, por favor.
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