lunes, 17 de octubre de 2016

EL SOCIALISMO EN EL QUE CREO Y ME RECONOZCO I

EL SOCIALISMO EN EL QUE CREO Y ME RECONOZCO

El socialismo en el que creo y me reconozco es respetuoso. Sé que, en estos momentos convulsos, esta idea "vende" poco, pero sé que ese es el socialismo que fundó, hace 137 años, Pablo Iglesias. Es un socialismo que se aplica históricamente, la máxima de Voltaire, que dice: "Disiento profundamente de lo que dices, pero doy la vida porque puedas decirlo". Siempre fuimos así. Respetuosos, con los otros y con los nuestros. Más exigentes con los nuestros, eso sí.
Puedo contarlo con una anécdota.
La multitud inunda las calles. La situación se hace insostenible para el rey. Alfonso XIII consulta a sus ministros. De la Cierva le propone la resistencia armada. El general Sanjurjo, director de la Guardia Civil, ha declarado la lealtad a la república al Ministro de Gobernación en la sombra, el conservador Miguel Maura. Resistir supondría la guerra civil. Alfonso XIII no quiere sangre y —en un último acto de mesura y honra de las que tanto careció— decide atender el clamor popular y marchar al exilio. El Conde de Romanones, Ministro de Estado, se pone en contacto con el Presidente del Gobierno de la República en la sombra, el conservador Niceto Alcalá-Zamora. El presidente republicano niega que pueda garantizar la seguridad del rey si éste no abandona la ciudad ese mismo día. La multitud, que ha derruido estatuas monárquicas e incendiado iglesias, abarrota la Plaza de Oriente frente al Palacio Real.
      Ante la enfervorizada multitud, socialistas de la Casa del Pueblo de Madrid y simpatizantes, con brazaletes rojos que como tales les identificaban, cercaron el Palacio de Oriente entrelazando sus brazos para evitar cualquier tipo de acto violento que pudiera desacreditar a la recién proclamada república o atentar contra la vida del rey o de su familia. Afortunadamente así fue. Alfonso XIII abandonaría Madrid ese mismo día y —salvo una noche llena de ansiedad para la reina y sus hijos en el Palacio de Oriente— no habría que lamentar ningún incidente. La monarquía había caído, Alfonso XIII partía al exilio y la recién proclamada república daba sus primeros pasos.
Así fuimos. En ese socialismo me reconozco. Honor y gloria a quienes dieron, con su ejemplo, muestras de lo que es el verdadero socialismo. ASI, SI.

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