sábado, 24 de diciembre de 2016

CONFIANZA Y CRÉDITO, BAGAJE SOCIALISTA

Un nuevo episodio, otro más, de la falta de credibilidad de unos socios que resultan malos socios cada vez que gobiernan en pacto. Resultan malos socios para sus socios, pero resultan malos socios para los votantes, para la ciudadanía. CC no es de fiar. Nunca lo ha sido. No es de fiar aquel al que no se le puede dar la espalda, pese a que de frente no muestre su verdadera naturaleza. Incluso resulta una fuerza política carente  de credibilidad cuando, en lugar de acordar las reglas del juego, actúa en solitario y, para justificarse, utiliza como defensa el ataque.  Son mañas de la vieja política, que tan cansados tiene a los ciudadanos. que de forma sensata piensan que los políticos, en cuatro años, tienen tiempo de construir o de destruir, nunca ambas cosas. Mal político es el que defrauda la confianza depositada en él destruyendo, no construyendo. Y de paso, sin aclarar que el motivo nimio (económicamente) de la ruptura es quitar las competencias en empleo a quien le corresponden, en desacuerdo con la entidad a quien se le arrebatan (grave). Si grave es actuar como un virrey , más grave es la falacia con la que se encubre el hecho, hablar a los ciudadanos induciéndoles a engaño, partiendo de la idea de que decir la verdad es cosa de ingenuos, que la política es sólo poder y que por tanto requiere ficción, simulación u ocultación, un permanente baile de máscaras en el que lo importantes es no dejar de bailar. Y, mientras, a los ciudadanos nos toman por tontos. 

La democracia  debe ser  una forma de relacionarse con los demás, incluso de reconciliarse, de no sentir como ajeno nada que le afecte al otro de una forma relevante, de entender el poder y la vida social como un espacio para la convivencia, la libertad, el desarrollo personal y colectivo, con igualdad de oportunidades y con cohesión. Y esto se resuelve en las mesas de debate, en la conversación, en el diálogo, nunca en las alcaldadas de aquel que no parece haber abandonado su despacho de la plaza del Adelantado. Ese comportamiento, mezclado con la falta de crédito en el cumplimiento de su palabra que enmarca la trayectoria de su partido, es el mejor caldo de cultivo para lo que pasó ayer, víspera de Nochebuena. Hasta en eso se demuestra la falta de elegancia. 
En el otro lado estamos nosotros. Y nosotros, como siempre, pecamos de hacer mucho y decir poco. la vocación de servicio de los socialistas nos enmarca en una hiper-responsabilidad y un poco de pudor a la hora de comunicar nuestros logros. Esa prudencia y recato, lejos de ser algo malo, es una virtud. Pero no están los tiempos para ese tipo de virtudes, por lo que en la vida política se convierten más en un pecado que en una virtud. Siempre nos ha pasado, en todos los ámbitos. Hay quien hace ruido y se pone al lado de un barranco para oir su propio eco: a ese se le escucha más que el que que habla bajito contando lo que efectivamente hace. Tengo que confesar que prefiero seguir haciendo y hablando bajito. Son los hechos, no los gritos y los ecos, los que avalan la labor para la que nos eligen los ciudadanos. Y creo firmemente que son esos hechos los que aportan la confianza y el crédito que  los ciudadanos merecen. Por eso agradezco profundamente a mis compañeros y compañeras la ingente labor en áreas de gobierno muy maltratadas en el pasado y que, con valentía asumieron, Gracias a todos y todas. Me siento orgullosa de ese magnífico equipo, valiente y esforzado. Gracias por responder a la confianza y el crédito. Hoy en día es mucho decir.     

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