EL CONCEJAL MALCRIADO

Camiseta que debía llevar don Marcos ante los extraños, para que sepan que es una característica sólo suya, y no del resto de los rambleros


Don Marcos es un concejal malcriado. No digo nada nuevo, porque se le ha visto el plumero muchas veces. Unas, haciendo gestos obscenos a vecinos, como cuando el famoso vídeo que intentó grabar un vecino y él fue grabado en actitud obscena hacia ese vecino. Otras, agrediendo físicamente a otros vecinos. Las más, actuando como un auténtico sátrapa
en el ejercicio de un poder que más que ostentar, detenta.
Don Marcos, pues, es un malcriado. Dice el "Tesoro lexicográfico del español hablado en canarias" que malcriado es:
1. Maleducado
2. La mala crianza, los malos modos
Según el DRAE malcriado es: falto de buena educación, descortés, incivil. Dícese, por lo común, de los niños consetidos y mal educados.
Parece que malcriado es un término, de nuestros muchos términos, más enraizado en el portugués que en el español. En portugués o en español, en Canarias y allende las fronteras, don Marcos es un malcriado. Parece, por algunas entradas a los comentarios de este blog que lo tienen a él de protagonista, que su origen está en que fue un niño poco proclive a obedecer a nadie en su etapa escolar. Algunas expulsiones, en una época en que los niños se solían portar bien y no era necesario expulsarlos, le costó su comportamiento díscolo. Sigue igual. Ni siquiera cuando, como en el último pleno, llevaba el guión escrito para no salirse de él, don Marcos puede con su condición de persona malcriada. Cuando don Marcos leyó las preguntas que se le habían pasado por escrito, leyó, asimismo, unas respuestas vagas e impertinentes, a toda velocidad, sin entenderse nada de lo que leía, y sin dar turno de réplica, como está establecido legalmente, y como le advirtió, a instancias nuestras, el secretario en varias ocasiones. Como un niño chico, enfurruñado porque tenía que hacer algo por obligación y a contragusto, y papá Manuel (u otro papá, que le escribió las respuestas y le recomendó que se atuviera exclusivamente a leer, para que no siguiera perdiendo los papeles y poniéndose en ridículo) no le pudo "hacer el gusto". Porque lo que le nacía a don Marcos, su gusto, hubiese sido seguir agrediéndonos. Y como no pudo ser, porque ya está bien de que ponga en evidencia a su propio grupo político, optó por hacer lo que hacen, aquí y en Pekín, los niños malcriados: amularse, amorrarse (más que no queriendo hablar, no queriendo oir, como esos niños malcriados que se tapan los oidos para no oir cuando se les llama la atención) y seguir adelante con un soliloquio que sólo él entendía (bueno, si sabe leer comprensivamente, que ya lo dudo) y que nadie podía entender, tan mal leía en alto, y con tanta velocidad y tantos errores, de dicción y de entonación. Ni don Manuel pudo arreglar la situación. Don Marcos, queriendo
ser el sucesor, imita y deja chico a don Manuel, que por una vez estuvo en su sitio, salvo en el control de quien de por sí está ya descontrolado totalmente: su portavoz.
Mejórese, don Marcos, no es bueno que un representante público sea así: tan malcriado.